París. Entre la crisis energética causada por la guerra en Ucrania y los objetivos climáticos, la energía nuclear recobra interés en numerosos países, desde Japón a Alemania, aunque las ambiciones son distintas. Once años después de la catástrofe de Fukushima, que supuso un frenazo para este tipo de energía, la perspectiva ha cambiado. Japón analiza reanudar la construcción de nuevas centrales.
Tokio se plantea volver a arrancar algunas instalaciones y extender su duración de vida. Otros países encaminados a desprenderse de esta energía hicieron marcha atrás, como Bélgica y Alemania, que tenía que cerrar sus tres últimas centrales a finales de 2022. Berlín espera nuevos estudios sobre su sistema eléctrico y las posibles necesidades de invierno.