Trípoli. Enfrentamientos armados entre partidarios de dos gobiernos rivales en Libia dejaron este sábado al menos 13 muertos y 95 heridos en Trípoli e incrementaron los temores de que el caos político en el país norafricano derive en una guerra.
Los combates, con armas pesadas y ligeras, se produjeron en varios barrios de la capital. El sábado por la noche continuaban y se extendían a otras zonas, informó un periodista de la AFP.
Seis hospitales fueron alcanzados por los ataques y las ambulancias no pudieron acceder a las zonas de combate, indicó el Ministerio de Salud, que divulgó un nuevo balance de 13 muertos y 95 heridos.
Dos gobiernos se disputan el poder en Libia desde marzo.
Uno tiene su sede en Trípoli (oeste), dirigido por Abdelhamid Dbeibah desde 2021, resultante de un proceso de paz liderado por Naciones Unidas tras un anterior ciclo de violencia.
El otro está encabezado por el exministro del Interior Fathi Bashagha, radicado en Sirte (en el centro del litoral del país), que cuenta con el apoyo del mariscal Jalifa Haftar, hombre fuerte del este.
Las dos administraciones se acusaron mutuamente de este último estallido de violencia, que causó importantes daños. Un reportero de la AFP vio decenas de vehículos calcinados y edificios acribillados por las balas o incendiados.
Acusaciones
El sábado por la noche, en las calles de Trípoli solo circulaban milicianos y en la ciudad se elevaban varias humaredas.
Bashagha considera que el Ejecutivo que gobierna en la capital es "ilegítimo" y desde que fue designado en febrero como líder por el Parlamento, intenta, sin éxito, entrar en Trípoli. Recientemente, amenazó con recurrir a la fuerza para lograrlo.
Dbeibah, quien ha asegurado que sólo entregará el poder a un gobierno electo, acusó a Bashagha de intentar "llevar a cabo sus amenazas" de apoderarse de Trípoli por la fuerza.
Según su Gobierno de Unidad Nacional (GNU), los combates estallaron tras el fracaso de una serie de negociaciones para evitar un derramamiento de sangre en la ciudad occidental, que Bashagha habría "abandonado en el último momento".
Bashagha negó que tales conversaciones se produjeran y acusó a la administración "ilegítima" de Dbeibah de "aferrarse al poder".
Preocupación internacional
Emadeddin Badi, analista del Atlantic Council, advirtió que la violencia podría escalar rápidamente.
"La guerra urbana tiene su propia lógica. Es dañina tanto para la infraestructura civil como para las personas, así que aunque no sea una guerra larga, será muy destructiva, como ya hemos visto", dijo a la AFP.
Para el experto, la lucha podría fortalecer a Haftar y a sus allegados. "Se beneficiarán de las divisiones en el oeste de Libia y tendrán una mejor posición de negociación una vez que se asiente la polvareda".
La misión de la ONU en Libia pidió "un cese inmediato de las hostilidades", citando "enfrentamientos armados en curso, incluidos bombardeos indiscriminados (…) en vecindarios poblados por civiles".
La embajada de Estados Unidos en el país se dijo "muy preocupada" por los enfrentamientos.
Por su parte, Catar instó a "todas las partes a evitar una escalada [de violencia] y un baño de sangre y a solucionar sus disputas a través del diálogo".
Las tensiones entre grupos armados fieles a uno u otro de los dirigentes rivales se han incrementado estos últimos meses en Trípoli. El 22 de julio, los combates causaron 16 muertos, entre ellos civiles, además de medio centenar de heridos.
Libia lleva más de una década en crisis y en repetidos episodios de conflicto armado tras la caída del dictador Muamar Gadafi en un levantamiento respaldado por la OTAN en 2011.
Desde entonces, el país ha tenido una decena de gobiernos y no ha conseguido celebrar elecciones presidenciales debido a las fuertes divergencias.