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Cultura

2022-08-27 06:00

La Casa del Poeta se suma a los homenajes al escritor Óscar Oliva

El autor chiapaneco durante el tributo que le rindió la Casa del Poeta Ramón López Velarde.
El autor chiapaneco durante el tributo que le rindió la Casa del Poeta Ramón López Velarde. Foto José Antonio López
Periódico La Jornada
sábado 27 de agosto de 2022 , p. 4a

Hablar de Óscar Oliva es hablar de un poeta que “escribe como si lo hiciera con la mano metida en la sangre”, de un hombre al que “le gustan la vida, la poesía, el amor, la ecología, y no dejará el oficio al que se ha entregado para beneficio de todos sus lectores”.

Eso dijeron sus colegas y amigos Carmen Nozal y Eduardo Casar, quienes la noche del jueves participaron en un nuevo homenaje al autor chiapaneco (Tuxtla Gutiérrez, 1937). Apenas en julio le fue concedido el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2021 en el campo de Lingüística y Literatura, y el 21 de agosto, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) honró su vida y obra con una reunión en el Palacio de Bellas Artes.

Ahora fue la Casa del Poeta Ramón López Velarde, en la capital del país, la que celebró los 85 años de Óscar Oliva, cumplidos el 5 de enero, y su más de medio siglo de trayectoria literaria. Lo hizo con una concurrida velada donde se presentó su libro más reciente, Escrito en Tuxtla, en el que el autor fue ovacionado tras leer en voz alta uno de los 20 cantos que conforman ese poemario.

Editado por Aldus con apoyo del Instituto Tuxtleco de Arte y Cultura, se trata de una obra caudalosa y rápida, aunque no desbordada, sino encauzada y rica en afluentes localizables bien trazados en la que Óscar Oliva emite “un canto vitalista, no optimista, no celebratorio, pero sí de reconciliación; no de redención, pero sí de preguntas”, opinó José Ángel Leyva, participante en la presentación.

“El libro es y no una recuperación de juventud, del deseo; es la vida nueva con dosis de vida antigua, pero ya lo dijo (el autor): aquí hay un aceleramiento, un aumento de velocidad sentimental y discursiva. Aquí hay una especie de renacimiento, de reapariciones, de sensualidades apagadas, de memorias que se encienden entre las cenizas del siglo XX y los escombros de principios del XXI.”

Leyva se dijo sorprendido por esta obra, primero, por la audacia y el arrojo de un poeta del que ya no se esperan este tipo de sorpresas, pues a sus más de 80 años se lanza a “una aventura llena de peligros, riesgos vanguardistas, ambiciones que no buscan ya la ruptura, pero sí, de manera simultánea y paradójica, la fuga y el encuentro, la estridencia y el silencio, lo sinuoso en un horizonte abierto”.

Consideró que en este poemario su creador acomete ese camino de incertidumbres e interrogantes con “una amplísima base vivencial y la certeza de quien reconoce el tiempo en la mutación y el cambio, de quien se ve a sí mismo emerger de los dolores y de la fragilidad, del diálogo con la historia y con la enfermedad, de las sombras y la luz de la conciencia”.

Renovación de verdades

Nozal definió a Escrito en Tuxtla como un Cantar de los cantares, un diálogo amoroso del poeta con su esposa, Sonia Haydée Quiñones Musseden, así como un recorrido vertiginoso por infinidad de vivencias, puntos geográficos, lecturas, autores y personajes que han marcado su vida.

“En este poemario, que mucho tiene de mutación, Óscar Oliva retoma verdades de su existencia y las renueva en estos versos habitados por diversos personajes que utilizan flores, sustancias, alcohol y parten a otros mundos, ubicados en escenarios distintos”, dijo.

“A lo largo de estos versos hay puertas que se abren, paredes que se cierran, galaxias que explotan y todo sucede sin ningún regionalismo. Además, incluye al lector y trata de responder sus cuestionamientos, acudiendo a un ritmo vertiginoso que sacude y despierta a quien lo escucha.”

Además de asegurar que el poeta chiapaneco “escribe como si escribiera con la mano metida en la sangre”, verso que éste emplea en su poema “Impotencia del pensamiento puro”, Eduardo Casar asumió a la de ese autor como “una poesía prosaica, narrativa”, y definió a Escrito en Tuxtla como una narrativa más parecida a la de Samuel Beckett que a la de Martín Luis Guzmán.

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