Los jóvenes se vieron “severamente afectados” en sus derechos reproductivos y de salud sexual durante la pandemia de covid-19. Datos oficiales indican que sólo en 2020 hubo 373 mil 661 bebés nacidos de madres adolescentes, de los cuales 8 mil 876 son hijos de niñas entre 12 y 14 años.
Frente a este panorama, en el que todos los días niñas y adolescentes dan a luz a más de mil niños, Ileana Villalobos Estrada, coordinadora de Programas de Población y Asuntos Internacionales del Consejo Nacional de Población (Conapo), reconoció que sin trabajo interinstitucional “no vamos a lograr la meta” de reducir a la mitad los embarazos en adolescentes en los próximos 10 años, como plantea la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (Enapea).
Señaló que a pesar de que los denominados Servicios Amigables para Adolescentes fueron declarados esenciales durante la emergencia sanitaria, no tuvieron acceso a orientación en salud sexual ni a métodos anticonceptivos.
La Enapea tiene como propósito principal llegar a comunidades indígenas y rurales del país, donde hay más de mil nacimientos diarios, es decir, la tasa de fecundidad alcanza 99 por cada mil adolescentes. Este dato “sin lugar a dudas nos enfrenta a una realidad dramática”, indicó Villalobos Estrada.
“Sólo cada institución, salvaguardando su mandato y su parcela, no vamos a lograr la meta de la estrategia, que es disminuir a cero los nacimientos en niñas de 10 a 14 años y reducir a 50 por ciento la tasa de fecundidad de adolescentes de 15 a 19 años. Esto no lo puede hacer solo el gobierno, no lo pueden hacer solas pocas instituciones del gobierno y mucho menos lo podemos hacer sin el concurso de la sociedad”, sostuvo en el encuentro Espacio de Diálogo OSC 2022, del Centro Mexicano para la Filantropía y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
La población juvenil total de México asciende a alrededor de 22 millones; Chiapas y Guerrero son las entidades con mayor cantidad de adolescentes de 10 a 19 años. En estos estados, además de Oaxaca, hay altas tasas de fecundidad entre jóvenes y buena aceptación de la Enapea, pero en Chiapas “no hemos avanzado lo que quisiéramos”.