Nueva York. El Departamento de Justicia sospechaba que Donald Trump tenía en su posesión documentos secretos de seguridad nacional y evidencia de esfuerzos de obstrucción de la justicia, según una versión censurada de la declaración jurada para justificar el cateo sin precedente de la residencia de un ex presidente.

Y todo indica que el cateo llevado a cabo por la FBI el 8 de agosto confirmó la sospechas ya que entre los materiales confiscados ese día había por lo menos 11 series de documentos oficiales secretos.

De acuerdo con la declaración jurada redactada por la FBI -cuya versión censurada para proteger la integridad de fuentes y testigos en lo que son las primeras etapas de una investigación criminal contra Trump, hecha pública hoy por orden de un juez-, las autoridades federales buscaban recuperar documentos oficiales secretos que estaban guardados en varias partes de la residencia y club privado conocido como Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida.

“Existe causa probable para creer que documentos adicionales que contienen NDI [información de Defensa Nacional] o que son documentos presidenciales sujetos a requisitos de retención de archivos permanecen actualmente en las instalaciones. También hay causa probable para creer que se encontrará evidencia de obstrucción”, establece la declaración jurada.

El documento -con aproximadamente la mitad de sus 32 páginas tachadas- confirma que las autoridades federales estaban enfocadas en el manejo indebido, y posiblemente ilegal, de documentos oficiales secretos y si con ello Trump posiblemente estaba violando por lo menos tres leyes federales, incluyendo la Ley de Espionaje.

También confirma que la alarma dentro del Departamento de Justicia por el manejo de estos documentos secretos se intensificó cuando revisaron las primeras 15 cajas de material que Trump entregó a los Archivos Nacionales en mayo de 2022, después de una serie de negociaciones y encontraron, según la declaración jurada divulgada hoy, 184 documentos clasificados, incluyendo 25 marcados como “top secret”, el nivel más alto de secreto oficial.

Más aún, algunos de los documentos altamente clasificados en posesión de Trump, abordaban “fuentes humanas clandestinas”, o sea, agentes o colaboradores de la inteligencia estadunidense.

La declaración jurada divulgada este viernes también revela que las negociaciones para recuperar documentos oficiales que, por ley, deben ser entregados a los Archivos Nacionales por todo presidente al concluir su gestión, se iniciaron desde mayo de 2021, y que hubo intentos repetidos y varias pláticas para recuperar los documentos desde entonces.

Este tipo de declaraciones juramentadas, conocidas en ingles como affidavits, son documentos preparados por las autoridades para presentar evidencia y argumentos ante jueces al solicitar una orden de cateo u otras órdenes judiciales. El juez en este caso, Bruce Reinhart, aprobó la orden de cateo, y después del allanamiento de Mar-a-Lago y en respuesta a peticiones de algunos medios determinó que las autoridades tenían que revelar al público parte de los informes sobre lo confiscado en el cateo y ahora la versión censurada del documento justificando el allanamiento de Mar-a-Lago.

A la vez, en un memorándum del Departamento de Justicia también divulgado hoy explicando las razones que se usaron para la censura de cierta información en la versión pública de la declaración jurada, se reveló algo que seguramente preocupó aún más a Trump: que uno de los propósitos de la censura fue para proteger la seguridad de varios individuos que han proporcionado información y colaborado con esta investigación del ex presidente por la FBI.

Trump emitió un mensaje poco después de hacerse público el documento este viernes y no sorprendió al reiterar que las autoridades, y esta vez incluye al juez, forman parte de una campaña de persecución -una “cacería de brujas”- en su contra.

Pero entre las reacciones más notables ante la divulgación de la declaración jurada extensamente editada este viernes fue el silencio entre gran parte de los aliados de Trump, quienes recientemente habían condenado a gritos el cateo de la casa del ex presidente. Ese silencio, ante los nuevos detalles y la seriedad de los potenciales delitos, ha crecido en los últimos días.