Ciudad de México. La inflación no da tregua, impulsada por el alza en alimentos procesados y frescos, fue mayor de lo previsto en la primera mitad de agosto y marcó nuevos máximos desde la segunda quincena de diciembre de 2000, revelan cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Los precios al consumidor en el país aumentaron 0.42 por ciento durante la primera quincena de agosto respecto de la quincena anterior y un alza de 8.62 por ciento a 12 meses, en lugar de 8.51 por ciento previsto por analistas.
El Banco de México (BdeM) tiene como objetivo mantener una inflación anual de 3 por ciento, con un rango de un punto porcentual hacia arriba, y lleva 35 quincenas fuera de esta meta.
Alimentos, bebidas y tabaco alcanzaron una inflación anual de 12.73 por ciento durante los primeros 15 días de agosto, su mayor incremento anual desde 1999; mientras las mercancías subieron 10.43 por ciento; los productos pecuarios, agropecuarios, frutas y verduras aumentaron 14.69, 14.50 y 14.27 por ciento, respectivamente, en el periodo de referencia.
“En la primera quincena de agosto, el rubro que tuvo la mayor incidencia fue nuevamente el de mercancías alimenticias, que explicó 51.9 por ciento de la inflación quincenal. Su inflación fue de 0.83 por ciento quincenal y 12.73 por ciento anual”, describió Janneth Quiroz, subdirectora de análisis económico de Monex.
Riesgo de más aumentos
El rubro más importante para los hogares en México es la alimentación, que incluye los gastos de bienes de consumo no duradero en alimentos, bebidas y tabaco. Resulta ser el más importante de todos porque abarca 38 por ciento del total del gasto mensual familiar.
Sin embargo, este porcentaje aumenta hasta 51 por ciento para los hogares de menores ingresos (el decil I). En contraste, para los hogares de mayores ingresos (decil IX y X), la alimentación sólo representa 28 por ciento, según datos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto.
De acuerdo con el reporte del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) que elabora el Inegi, las presiones inflacionarias continúan, ya que el componente subyacente, el que determina la trayectoria de la inflación a mediano y largo plazos, fue de 0.49 por ciento quincenal y de 7.97 anual, la más elevada desde la segunda quincena de noviembre de 2000.
A los agentes económicos llama la atención de que la inflación subyacente, que excluye de su medición los productos de alta volatilidad de precios como son los energéticos y los agropecuarios, y si los de los bienes y servicios, no han dejado de subir desde noviembre de 2020.
Energéticos presionan
El índice de precios no subyacente, aquella que sí incluye productos de alta volatilidad como los precios agropecuarios y energéticos, subió 0.22 por ciento quincenal y 10.59 por ciento a tasa anual.
Por su parte, la energía sigue con presión, pese a que la cotización internacional del petróleo se moderó debajo de los 100 dólares por barril. El gas natural doméstico registró un aumento de 35.15 por ciento; el gas doméstico LP subió, luego de cuatro quincenas con caídas, 7.39 por ciento anual; electricidad subió 10.14 por ciento. El transporte y logística de las mercancías también aumentaron y lo trasladan a los bienes y servicios.
La inflación se ha acelerado durante el último año, ya que la demanda se recuperó de la pandemia antes de que la oferta se recuperara por completo. Eso empeoró luego con la invasión rusa a Ucrania, que afectó los suministros de energía y granos. Sin embargo, ahora la inflación está teniendo un componente nacional importante, consideran analistas económicos.
Tasa de referencia debe subir tres cuartos de punto
La inflación en México enfrenta una fuerte resistencia a la baja y no se descarta que se acelera a 9 por ciento, por lo que el Banco de México (BdeM) no debería de flexibilizar su política monetaria, como lo podría hacer la Reserva Federal (Fed), y seguir con un tercer incremento de la tasa de fondeo de 0.75 por ciento en septiembre, prevén analistas económicos.
Pese a que la mayoría de las instituciones, 27 de 35, anticipa que el aumento de la tasa de fondeo, la que determina el costo del crédito al que se financian empresas y personas, sea de medio punto porcentual para septiembre, para llegar a 9 por ciento, según Citibanamex hay quienes ya están reconsiderando el ajuste a 0.75 puntos porcentuales, a 9.25 por ciento, ante el dato de inflación de la primera quincena de agosto de 8.62 por ciento anual.
“La inflación anual ya se ubica en 8.62 por ciento y no descartamos que se acelere cerca de 9 por ciento en septiembre. Si bien, la inflación podría descender hacia 8.50 por ciento anual en diciembre, el pronóstico enfrenta riesgos al alza, pues se corre el riesgo de que los bancos centrales (entre ellos la Reserva Federal y Banco de México) moderen su postura frente a la inflación. De hacerlo, las expectativas inflacionarias del mercado podrían volver a aumentar”, aseveró Ricardo Aguilar, economista en jefe de Invex.
Para el caso del banco central mexicano anticipa un incremento de tres cuartos de punto en la tasa de interés de referencia en septiembre. La Fed sí podría moderar el ritmo de alza en su tasa a medio punto, debido a un escenario de posible recesión económica y a que su inflación, de 8.5 por ciento a julio, ya es más baja que la de México (primera quincena de agosto).
Jessica Roldán, directora de análisis económico de Finamex, por su parte, sostiene que en un contexto en el que la Fed reduce su ritmo de incrementos de tasas de interés en las siguientes decisiones, lecturas de inflación negativas adicionales en México podrían dificultar que el BdeM iguale dichas decisiones.
“Por el momento, mantenemos nuestra expectativa de que ambas autoridades monetarias incrementarán sus tasas de referencia en 0.50 puntos porcentuales en septiembre. No obstante, comenzamos a ver mayores probabilidades de que el Banco de México anuncie un aumento adicional de 0.75 puntos”, prevé Roldán.
Tipo de cambio
Adrián Muñiz, analista de economía nacional de Vector Casa de Bolsa, explicó que con los datos que se tienen a la mitad del tercer trimestre no hay evidencia robusta para confirmar la desaceleración de la inflación en el cuarto trimestre o el pico en el tercero. Sin embargo, sostiene que si la Fed sube su tasa en 0.75 puntos, el BdeM estará obligado a subir su tasa en la misma proporción, de lo contrario el tipo de cambio se depreciaría.
“Yo me inclino por una política monetaria estable, con un aumento de 0.50 por ciento el próximo mes (igual que la Fed), para que el tipo de cambio no se presione de más y genere un problema que ahorita no se tiene. Mala sería la decisión de que el tipo de cambio se depreciara hacia 22 pesos por dólar, por ejemplo, porque se le estaría metiendo otro choque a la inflación”, precisó Muñiz.