Ciudad de México. A través de la combinación de sonido, movimientos corporales y tecnología, la coreógrafa Abigail Jara y el artista sonoro Juan Pampin crearon un espectáculo, con el cual buscan restablecer las conexiones entre lo humano y lo natural.
“La performance en sí es muy visceral, tiene mucha fuerza tanto en lo corporal como en lo sonoro, y también en lo visual, porque hay una parte de este tipo que acompaña todo el trabajo y es, además, interactiva. A partir de cámaras infrarrojas se van viendo en la pantalla cómo se van moviendo (los bailarines), cómo se transforman”, explicó Pampin en entrevista con La Jornada.
El montaje, llamado Embosquecerse, toma su nombre de la obra del filósofo francés Baptiste Morizot, a quien Pampin ya había leído cuando le propuso la colaboración a Abigail. La idea que más resonó en la cabeza era “la de tratar de volver a pensar cuáles son las conexiones entre los humanos y los animales, y en particular en espacios como el bosque. El término viene de su libro, lo que significa es salir al bosque y que éste venga a nosotros, esta idea de cohabitar, de que cuando uno penetre en la naturaleza, en el bosque, dejarse habitar también”, explicó el artista sonoro.
Esas ideas llevaban ya tiempo en la mente de Pampin; sin embargo, para consolidarlas como un proyecto tendría que esperar. A Abigail Jara la conoció en la Ciudad de México, tras ofrecer un concierto. Más tarde el artista sonoro acudió a ver un montaje de la coreógrafa y comenzaron una amistad. “En seguida hubo una conexión muy directa, porque ella tiene una visión del movimiento y del sonido muy cercana a la mía, y también porque es una coreógrafa que ha trabajado mucho con tecnología, no le tiene miedo; mucho de lo que yo hago con el sonido tiene un componente tecnológico muy importante”, señaló.
A partir de la premisa de recuperar la relación entre humano y naturaleza, Pampin comenzó a hacer grabaciones en distintos lugares, todos bosques de Estados Unidos, con la intención de captar su esencia. “Trato de dejarme ir, adentrarme y buscar. Cerrar los ojos y escuchar, y dejar que los sonidos que hay en esos lugares me invadan. Poder captar no sólo esos susurros sino, usando una palabra más esotérica, el aura del lugar”, refirió.
Con ese material Pampin y Jara emprendieron la búsqueda de un lenguaje común. Los sonidos de bosque fueron “un disparador creativo y, a partir de estas grabaciones, generamos sonidos y a partir de éstos, ver cómo podíamos conectarlos con el cuerpo humano, y cómo usar la tecnología para que los performers pudieran activar esos espacios”, añadió.
Entorno muy familiar
Viento, grillos, agua y artefactos musicales abundan en las grabaciones de Pampin. “El entorno es muy familiar en el sentido de que lo que intentamos es que la gente pueda entrar y disfrutar de lo que está sucediendo”, aclaró. Junto a Jara y un reducido grupo de bailarines en Seattle, la labor de dar forma a Embosquecerse comenzó.
“Hicimos varios experimentos de distinto tipo, que tenían que ver con cómo conectar el movimiento y el sonido de diferentes formas. Además, de cómo usar la tecnología para que nos ayudara a que esa conexión sea más directa, no tan artificial, que casi ni se sienta que está ahí. Y a partir de eso empezamos a generar pequeños bosquejos de cosas que funcionaban: gestos, entornos que se creaban a partir del movimiento, de lo que estaban haciendo los bailarines, y de lo que podían captar las cámaras infrarrojas, como descomponer los movimientos, multiplicarlos”, detalló.
Juan Pampin considera que su trabajo es apto para todo público. “Siempre es importante, en todo lo que hago, que no haga falta la traducción. No hace falta saber para poder disfrutar la obra. Está pensada para generar esta sensación de inmersividad que produce el bosque y un contacto muy directo a partir de los sentidos”, sostuvo.
Sobre el escenario, el resultado es cada vez distinto, dependiendo en parte del lugar con que dispongan, pero también a partir de la música y los efectos. Así, los bailarines “pueden reinterpretar estos espacios a partir del sonido, gestos y movimientos y de contacto directo, de modo muy visceral con el sonido, es decir, ellos pueden crear éste y silencios, y los primeros están conectados. Yo diría que la obra termina siendo como un entorno, un medio ambiente, porque tanto la parte sonora como la visual tiene un contenido muy didáctico. Es muy narrativa”, apuntó.
Embosquecerse cuenta con la participación de Irasema Serrano, Sofía Gándara, Itzamná Ponce, Joshua Echeverría, Emilio Olvera, Santiago Dorantes y Abigail Jara. La pieza se presentará en el Foro Teatral Área 51 de Xalapa, Veracruz, hoy y mañana a las 20 y el sábado a las 19 horas. En la Ciudad de México las funciones se realizarán el 2 de septiembre a las 20, el día 3 a las 19 y el 4 a las 18 horas, en el teatro Raúl Flores Canelo, ubicado en el Centro Nacional de las Artes.