Londres. La economía mundial corre un riesgo cada vez mayor de entrar en recesión, mostraron varias encuestas, ya que los consumidores se enfrentan a la inflación más elevada en una generación, que frena el gasto, y a bancos centrales que endurecen la política monetaria de forma agresiva.
Además, las cadenas de suministro, que aún no se han recuperado de la pandemia de coronavirus, se han visto golpeadas por la invasión a Ucrania por parte de Rusia y los estrictos confinamientos por el covid-19 en China, lo que ha afectado a la industria manufacturera.
Una serie de encuestas a gerentes de compras publicadas el martes, desde Asia hasta Europa y Estados Unidos, mostraron una contracción de la actividad empresarial y pocas esperanzas de un cambio de tendencia en el corto plazo.
“En pocas palabras, son las altísimas tasas de inflación las que hacen que los hogares tengan que pagar más por los bienes y servicios que tienen que comprar, lo que significa que tienen menos para gastar en otros artículos”, dijo Paul Dales de Capital.
“Eso supone una reducción de la producción económica, así que es lo que está alimentando la recesión. El aumento de las tasas de interés juega un pequeño papel, en realidad es la mayor inflación”.
La actividad empresarial del sector privado estadunidense se contrajo por segundo mes consecutivo en agosto y es la más débil de los pasados 18 meses, con especial debilidad en el sector de los servicios.
Según una encuesta realizada por Reuters el lunes, hay 45 por ciento de posibilidades de que haya una recesión en Estados Unidos dentro de un año, y 50 por ciento en dos, aunque la mayoría de los economistas opinan que será breve y poco profunda.
La historia es similar en la zona del euro, donde la crisis del costo de la vida hizo que los clientes mantuvieran el dinero en los bolsillos y la actividad empresarial en todo el bloque se contrajo por segundo mes consecutivo.
Los sombríos datos situaron al euro en el nivel más bajo de los últimos 20 años frente al dólar, y el aumento del precio del gas se sumó a las penurias que arrastran a Europa hacia la recesión.
En Gran Bretaña, fuera de la Unión Europea, el crecimiento del sector privado se desaceleró al caer la producción de las fábricas y el sector de los servicios, de mayor tamaño, sólo experimentó una modesta expansión, lo que indica que se avecina una recesión.
En Japón, el crecimiento de las fábricas se redujo a su nivel más bajo en 19 meses, ya que se acentuó el descenso de la producción y de los nuevos pedidos.