El pintor Antonio Ortiz Gritón (Ciudad de México, 1953) no siempre fue un artista abstracto, incluso tardó varios años en transitar desde la figura a la abstracción. Ahora celebra este cambio con la exposición 2014, año en que sucedió la transición, en la Galería V&S, con una selección de 16 cuadros, de diferentes formatos, pintados con acrílico, óleo y esmalte, realizados “desde entonces hasta nuestros días”.
Gritón nunca fue un artista figurativo en el sentido estricto de la palabra; sin embargo, “siempre recurrí a la imagen para resolver los cuadros”, señala en entrevista. Estudió física y es autodidacta de formación, aunque asistió unos meses a la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en específico a la clase de técnicas y materiales de Luis Nishizawa.
Su incursión en el arte se remonta a mediados de los años 70. Para la siguiente década cambió el expresionismo abstracto por el neomexicanismo, que estaba en pleno auge. Fue alrededor de 2000 que trató de llegar a una cierta abstracción a la que se refiere como “un campo vastísimo de experimentación y creación, en el que la única regla es la libertad”. Es decir, “la libertad con la que uno elabora sus cuadros”.
No es una libertad “a lo loco”, sino “una que tienes que aprender a vivir, pintar con ella y controlar”. Los pintores de la Ruptura, como Vicente Rojo, Fernando García Ponce y Manuel Felguérez, “dieron un gran paso en ese sentido para el arte mexicano. Algunos pintores de mi generación han continuado con esta tradición. De unos años para acá también lo he venido desarrollando”.
Para el entrevistado lo que representa en sus pinturas es, por un lado, “una experiencia estética” aunque, por el otro, son “muchas emociones las que fluyen cuando uno pinta. Es al mismo tiempo una especie de autorretrato de ti mismo, de cómo ves tu entorno, así como un reflejo de su persona para el espectador y el mundo en que estamos envueltos.
“Cuando uno va más allá de lo que es el mundo figurativo, la luz visible, te adentras en un universo con formas inimaginables. Puedes decir que los colores que ves en la pintura abstracta son los de la realidad. Sin embargo, son combinaciones de colores que uno no ve en la naturaleza. Es como si estuvieras viendo otra dimensión.”
–¿De dónde sale lo que pinta?
–En un principio era a partir del cuerpo desnudo de las modelos. Después fue a raíz de la música experimental contemporánea, para luego dejarse llevar por la pura intuición. Como que dices: bueno, a ver, y vas arreglando las líneas o las figuras amorfas que llegas a hacer con los propios colores. Echas capa sobre capa de pintura hasta que llega el momento en que dices: ahí está ya la pintura.
De acuerdo con Gritón se trata de un momento “extraño” porque de repente la obra “aparece”. Trae a colación un ensayo de Juan García Ponce, La aparición de lo invisible.
El artista tiene en proceso otro proyecto, “murales de pequeño formato sobre la guerra sucia para los que utilizo fotografías y dibujos. De repente, me falta la imagen de Lucio Cabañas, por decir algo, o de un nopal. En cambio, en la abstracción lo más que puedo hacer es aplicar un tono rojo, aunque se mezcle con un verde y a ver qué sale. Hay mucha experimentación que me sirve para el otro proyecto”.
La exposición 2014, de Antonio Ortiz Gritón, será inaugurada mañana a las 19 horas en la Galería V&S, Xola 1662, colonia Narvarte.