Santiago. Restando dos semanas para el plebiscito ratificatorio de la Constitución chilena, el presidente Gabriel Boric insistió en que el escenario continuará abierto cualquiera que sea el resultado y planteó que si la opción vencedora es el “rechazo”, los encargados de redactar otra propuesta deberán ser representantes populares surgidos de elecciones directas.
Al adelantar ese criterio, Boric salió al cruce de sectores derechistas que impulsan el “rechazo” y que han puesto en duda o han sido poco claros acerca de si respaldan o no que el proceso continúe, incluso insinuando que ello debería ser motivo de consulta a la ciudadanía y mediante qué mecanismo.
“Yo sostengo que el pueblo de Chile ya tomó una decisión al respecto y lo hizo de manera muy mayoritaria. En el plebiscito del 25 de octubre de 2020 decidió que quería una nueva Constitución median-te un mecanismo 100 por ciento electo para ese fin y, por lo tanto, repetir ese plebiscito me parece que sería redundante”, dijo en una entrevista a ChileVisión Noticias.
En aquella ocasión, 79 por ciento de los votantes se pronunciaron a favor de una nueva Constitución redactada por una convención ciento por ciento electa, sin parlamentarios en ejercicio.
Llamados a votar, 15 millones
Alrededor de 15 millones de ciudadanos están obligados a pronunciarse el 4 de septiembre acerca de si aprueban o rechazan la propuesta acordada en una convención paritaria y con representación proporcional de pueblos originarios, que sesionó durante un año exacto hasta el 4 de julio último.
Las encuestas marcan que el “rechazo” lleva la delantera, incluso hasta por ocho puntos, pero también otras muestran que la diferencia con el “apruebo” se estrechó a entre tres y cuatro puntos.
“Para mí lo que está en juego es si volvemos a fojas cero en caso de que gane el rechazo y tenemos que iniciar un nuevo proceso constituyente, porque acá ya hubo una reforma constitucional que estableció los mecanismos en los cuales se reforma la actual carta magna y eso es mediante una convención 100 por ciento electa; o bien aprobamos una nueva Constitución y a ésta se le podrán hacer modificaciones mediante los mismos términos”, aseguró.
Frente a la fortaleza del “rechazo” y para atraer electores indecisos, 10 organizaciones de centroizquierda de las dos coaliciones que sustentan al gobierno de Boric, se comprometieron a “perfeccionar” y “precisar” aspectos del texto si es ratificado.
Mientras sectores de la derecha aglutinados en la consigna “rechazar para reformar” rehúyen indicar cuál sería la fórmula: algunos insinúan que sean “expertos” los redactores, otros esbozan una convención “reducida” no necesariamente paritaria ni tampoco con representación garantizada de pueblos indígenas, y no falta quien sugiere que sea el parlamento modificando la actual Constitución. Y hay un sector ultrapinochetista que se opone a tocar la carta herencia del dictador.
La derecha se niega a proponer fórmula
En síntesis, la derecha –cuyos dirigentes se encuentran ausentes en la campaña del “rechazo” (Sebastián Piñera es el único ex presidente que no ha explicitado preferencia)– se niega a identificar cuál sería su fórmula para generar un nuevo texto.
También es cierto que, de ganar el “rechazo”, y pese a las intenciones de Boric, para continuar el camino constitucional se requerirá de una reforma respaldada por al menos 4/7 del Parlamento, un quórum que la centroizquierda no posee actualmente.
“Yo no aspiro a tener ningún tipo de protagonismo en aquello. Si puedo colaborar en aunar a las diferentes posiciones para que lleguen los acuerdos en el Congreso, porque se van a requerir 4/7 para la implementación de algunas de las reformas, por supuesto que lo voy a hacer, pero el pueblo de Chile ya tomó una decisión”, afirmó Boric.