Bogotá. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, afirmó este fin de semana frente al nuevo alto mando militar que las tropas deben prepararse para ser un “ejército de paz”, tras décadas de conflicto interno que su gobierno quiere extinguir mediante negociaciones con grupos armados.
A propósito, la senadora María José Pizarro, hija del asesinado ex comandante del M-19 Carlos Pizarro, publicó en The Guardian un artículo bajo el título: “Después de 50 años, ¿podría Colombia finalmente haber despertado de su pesadilla?”
En una ceremonia celebrada en una escuela de cadetes en el norte de Bogotá, Petro fijó un nuevo rumbo para las fuerzas armadas, que por primera vez juraron lealtad a un ex guerrillero.
Petro, quien perteneció al M-19, que firmó la paz en 1990, dijo a las tropas que deben cambiar la concepción de guerra ante su decisión de dialogar con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla reconocida, y plantear acuerdos con los demás grupos para que cesen la violencia a cambio de beneficios penales.
“Se trata de cambiar la concepción misma, lo que se le demanda por parte del pueblo colombiano es un ejército que empiece a prepararse para la paz”, declaró Petro en presencia de la nueva cúpula de las fuerzas armadas, que nombró el pasado día 12.
Con la designación de los nuevos mandos, Petro precipitó el retiro de una treintena de generales del ejército y la policía.
Enfatizó que su mayor “reto” es levantar los “pilares fundamentales de una paz que se vuelva definitiva”, tras lo que llamó una “violencia permanente” y “una guerra perpetua”.
Petro recibió el reconocimiento como comandante en jefe de 228 mil militares y 172 mil policías que sumados componen las fuerzas armadas más numerosas del continente después de las de Brasil.
Señaló que el futuro “ejército de paz” deberá ocuparse de la “función esencial de defender la soberanía nacional”, ante amenazas como el crimen organizado en torno al narcotráfico.
Subrayó que “mientras se mantenga una política equivocada contra las drogas seguirán los colombianos matándose entre sí, tenemos que presionar cambios mundiales en la concepción” del problema. Además invitó a los militares a asumir el cuidado “desde ya de la selva amazónica” como un “asunto de seguridad nacional”.
Antes de la ceremonia militar, suspendió las órdenes de captura y extradición de los negociadores del ELN en Cuba para avanzar en un proceso de paz con esta organización; también amplió su oferta de diálogo al Clan del Golfo, la mayor organización del narcotráfico a la que Petro le propuso una negociación jurídica para que se sometan al Estado a cambio de beneficios penales que todavía no ha especificado.
En tanto, la senadora María José Pizarro publicó en The Guardian: “podemos estar acercándonos al final de nuestra pesadilla. Para lograr esto, Petro ha invitado a sus oponentes políticos a la mesa para alcanzar un acuerdo común en el que la guerrilla y los paramilitares depongan las armas”.
Afirmó que la búsqueda de la paz en Colombia es la razón por la que “tantos candidatos progresistas como yo estamos ahora en el Congreso”, y destacó la importancia de que se cumplan los acuerdos de paz entre el Estado colombiano y las disueltas guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionaias de Colombia de 2016.