El reconocido poeta Óscar Oliva, quien ganó hace unos días el Premio Nacional de Artes y Literatura 2021 en el campo de Lingüística y Literatura, sostuvo que el quehacer poético debe estar integrado con las demás artes. Así lo expresó durante el homenaje por sus 85 años y la totalidad de su obra, realizado el mediodía de este domingo en el Palacio de Bellas Artes.
Durante su intervención, recordó que a finales de 1959 tuvo su primer trabajo en el Departamento de Artes Plásticas del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), bajo la dirección de Horacio Flores Sánchez, quien le “enseñó a escuchar música, me dio a conocer la danza contemporánea y quiénes la hacían en esos años. Y también, por supuesto, me enseñó a ver pintura y fotografía.
“Comprendí que como en la antigüedad, y en el primero y segundo Renacimiento, deben estar las artes integradas”, manifestó el autor chiapaneco, quien destacó el enorme gusto que le dio que el reconocimiento se lo haya dado Lucina Jiménez, “mi querídisima amiga de tantas batallas culturales que hemos hecho juntos”.
Oliva (Tuxtla Gutiérrez, 1937) recibió reiterados aplausos nutridos y vítores, ante su compañera de vida, Sonia Quiñones, y su familia, así como de escritores, amigos y admiradores.
Lucina Jiménez, titular del Inbal, mencionó que Oliva es “uno de los poetas vivos más significativos en el acontecer literario del país. Su poesía es lluvia fina, es rocío de la mañana y otoño enérgico que no puede disociarse de la realidad cotidiana, pero se aleja con gran elegancia del panfleto. Su obra no concede, recrea permanentemente formas que nos permiten rencontrarnos, rentendernos y tener esperanza en el mundo”.
Refirió que Oliva recibió en 1975 el Premio de Poesía Aguascalientes por Estado de sitio, poemario medular de su obra, y que en 2022 cumple 50 años de su publicación. La funcionaria reconoció en el poeta a un profesional que ha transitado por campos artísticos variados, “siempre dejando una profunda huella como gestor cultural”, en arquitectura, danza, artes plásticas, poesía y teatro.
Comprometido con la naturaleza
Las poetas Mariana Bernárdez y Carmen Nozal, así como su colega Jorge Ruiz Dueñas, recordaron la entrañable relación que han tenido con Oliva y su apreciación de los elementos de su poesía, dotado de un profundo pensamiento que vincula gran variedad de materias; también elaboraron una cuidada reflexión marcada por la amistad y la precisión en torno a la sólida poética del integrante del grupo La Espiga Amotinada.
Bernárdez refirió que su obra es “poesía de la perseverancia, dice él, y yo agrego, del desasosiego y de la perplejidad, de mucho padecer. Hay en ella un brío disonante que empuja hacia la experiencia abisal. Tu poesía aborda las preguntas primordiales del estar y del ser. La violencia surca tu poesía, tocando las fibras más sensibles de lo humano y denunciado el laberinto de lo inexplicable”.
En su alocución, Carmen Nozal lo describió como “poeta comprometido con la naturaleza. Conoce muy bien lo que sucede en Chiapas. Sabe del saqueo y de la explotación que desde la Conquista se ha llevado a cabo en los pueblos indígenas de su tierra. Conoce la degradación reflejada en las selvas y montañas, espejo de la miseria humana”. Concluyó pidiendo un aplauso para la esposa del escritor, Sonia Quiñones.
En tanto, Jorge Ruiz Dueñas hizo hincapié en que “este cantor de las cicatrices no calla ante la insolencia de la fuerza ni cede ante panegíricos laicos, pero hace de su palabra individual y gregaria a la vez una forma de conocimiento y de interpretación del mundo.
“A lo largo de sus libros sobreviven personajes profundos y seres marginales investidos por la sabiduría primitiva aludida por Giambattista Vico.
“Sus entes poéticos, de un pesimismo justificado, cumplen la función de metáforas de lo humano, son videntes de la atemporalidad. El poeta multicultural que hoy celebramos, sin premura alguna ha decidido seguir la ruta civilizatoria en pos de una palabra aún más reflexiva que responda a las paradojas de la cultura.”