Rusia se mantuvo en julio como el principal proveedor de petróleo de China por tercer mes consecutivo, según datos publicados este sábado, mientras las refinerías independientes aumentaron las compras de suministros con descuento y se redujeron los envíos de proveedores como Angola y Brasil.
Las importaciones de petróleo ruso, incluidos los suministros bombeados a través del oleoducto de Siberia Oriental en el océano Pacífico y los envíos por mar desde los puertos europeos y del Lejano Oriente de Rusia, ascendieron a 7.15 millones de toneladas, 7.6 por ciento más que hace un año, muestran datos de la Administración General de Aduanas de China.
Aun así, los suministros rusos en julio, equivalentes a unos 1.68 millones de barriles diarios (bpd), estuvieron por debajo del récord de mayo, cercano a los 2 millones de bpd. China es el mayor comprador de petróleo de Rusia.
Las importaciones de Arabia Saudita, que ocupa el segundo lugar, repuntaron el mes pasado con respecto a junio, que fue el más bajo en más de tres años, hasta 6.56 millones de toneladas, o 1.54 millones de bpd, aunque siguen siendo ligeramente inferiores al nivel de hace un año.
Carrera con Arabia Saudita
En lo que va de 2022, las importaciones procedentes de Rusia ascendieron a 48.45 millones de toneladas, 4.4 por ciento más en términos anuales, pero siguen siendo inferiores a las de Arabia Saudita, que suministró 49.84 millones de toneladas, uno por ciento menos que en el mismo periodo de 2021.
Las importaciones chinas de crudo en julio cayeron 9.5 por ciento respecto del año anterior, con un volumen diario que fue el segundo más bajo en cuatro años, ya que las refinerías redujeron sus inventarios y la demanda interna de combustible se recuperó más lentamente de lo previsto.
Las fuertes compras a Rusia redujeron los suministros de Angola y Brasil, que se hundieron 27 por ciento y 58 por ciento anual, respectivamente.
Las aduanas no registraron importaciones de Venezuela o Irán el mes pasado. Las empresas petroleras estatales han evitado las compras desde finales de 2019 por temor a caer en las sanciones secundarias de Estados Unidos.
Las importaciones de Malasia, a menudo utilizadas como punto de transferencia en los últimos dos años para el petróleo procedente de Irán y Venezuela, se dispararon 183 por ciento en términos anuales, a 3.34 millones de toneladas, por encima de los 2.65 millones de toneladas de junio.