Cuando las cosas marchan bien en Diablos Rojos el ambiente es más risueño, como para pasar un domingo plácido en el parque de pelota. Nada de altibajos que matan de nervios ni jugadas al borde del precipicio. Ayer, los escarlatas se notaban cómodos y sus seguidores disfrutaban su tarde. Sólo lo pasaban mal los peloteros rivales, los lanzadores de Pericos de Puebla maltratados sin consideración desde la primera entrada que los recibieron con un grand slam y cinco cuadrangulares en todo el partido. Así el México derrotó por segundo día consecutivo a los visitantes, esta vez por 17-7 en el estadio Alfredo Harp Helú, para poner la serie de zona 2-0.
Los pingos querían asegurar la serie de zona para visitar Puebla sin presión el martes y miércoles, de modo que se fueron directo a hacer daño de manera contundente y constante. El cuadro emplumado no supo reponerse y lució desmoralizado desde el inicio. Y cómo evitarlo si la bienvenida a los serpentineros visitantes fue un grand slam. Si esto fuera un combate de boxeo sería como si un peleador fuera derribado por un uppercut en el primer round.
El sábado el receptor Julián León fue la figura con dos jonrones, pero este domingo el protagónico le tocó al sonorense Roberto Ramos quien conectó un grand slam en la primera entrada y repitió cuadrangular solitario en el cuarto rollo. Pero León no se fue sin gloria y también conectó un batazo de cuatro esquinas. Además conectaron bambinazos Ramón Flores de tres timbres y Julián Ornelas de una anotación.
Al final, Diablos terminó otra vez sin histerias, con el partido bajo control, y de seguir así con un buen trecho caminado rumbo a la tierra prometida de la final de zona.