Phoenix. Un mexicano fue sentenciado a 38 años de prisión por el asesinato a tiros de un dependiente de tienda en Arizona durante un robo en 2015 que fue mencionado por el entonces presidente Donald Trump y otros republicanos en quejas sobre inmigrantes que cometen delitos mientras están ilegalmente en Estados Unidos.
En un principio los fiscales habían pedido la pena de muerte para Apolinar Altamirano por el ataque a Grant Ronnebeck, el dependiente de 21 años baleado fatalmente por un paquete de cigarrillos en la tienda en la ciudad de Mesa. Pero un tribunal falló más tarde que la fiscalía no podía buscar su ejecución porque Altamirano padece discapacidad mental.
Al emitir la sentencia el viernes, el juez de la Corte Superior Justin Beresky dijo que el asesinato había sido cometido a sangre fría.
Las autoridades dijeron que Altamirano mató a Ronnebeck después de que éste insistió que pagase un paquete de cigarrillos antes de tomarlo. Dijeron también que luego Altamirano pasó encima de Ronnebeck para agarrar varios paquetes de cigarrillos antes de irse de la tienda.
La policía dice que Altamirano se dio a la fuga y fue perseguido por agentes policiales a alta velocidad antes de ser arrestado.
El asesinato fue mencionado por Trump en un acto de campaña en 2016. En su primera semana en la Casa Blanca, el mandatario creó una oficina para ayudar a las víctimas de actos violentos cometidos por inmigrantes y a sus familiares.
Aunque estudios dejan entrever que la probabilidad de que los inmigrantes cometan un delito es menor a la de las personas nacidas en Estados Unidos, Trump trató incesantemente de establecer un vínculo y calificó a los mexicanos que viven ilegalmente en el país de ser criminales violentos. En 2021 el gobierno del presidente Joe Biden cerró la oficina creada en el gobierno de Trump, remplazándola con lo que dijo era un sistema de respaldo a víctimas más inclusivo y de mayor alcance.
Altamirano, un ciudadano mexicano que ha vivido en Estados Unidos sin autorización unos 20 años, había sido deportado previamente y había regresado. Emily Wolkowicz, abogada de Altamirano, dijo que su defendido sufrió abusos y abandono cuando era niño, lo cual afectó su capacidad de razonamiento cognitivo, y no podía funcionar independientemente como adulto sin ayuda de su esposa. Cuando ésta murió, él se sumió en la depresión y tomó malas decisiones.