San Cristóbal de Las Casas, Chis., La tsotsil Maricela López Bautista, sentenciada a 25 años de prisión por matar con un leño a su marido cuando éste, ebrio, pretendía asesinarla con un machete, fue liberada incondicionalmente. “Estoy feliz porque ya salí de la cárcel; yo sólo me defendí porque no quería morir y porque mis hijos iban a sufrir”, dijo la mujer la tarde del jueves, al abandonar el penal de San Cristóbal, en el que estuvo dos años ocho meses y donde nació su vástago, Alejandro López Espinosa.
El Poder Judicial del estado informó que “en estricto apego a derecho y en concordancia con lo establecido por el protocolo para juzgar con perspectiva de género emitido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la sala mixta con sede en San Cristóbal ordenó la inmediata liberación de Maricela, quien había sido condenada en primera instancia por homicidio con pena de 25 años de prisión”.
En un comunicado, refirió que la sala mixta dio prioridad a que la fémina actuó en defensa de su integridad, en protección de sus hijos menores de edad y estaba embarazada (tenía seis meses) al momento de los hechos.
López Bautista, de 28 años, salió del penal a las 16 horas, con su hijo Alejandro en la espalda, y algunas de sus cosas. Luego regresó varias veces al edificio para llevarse el resto, con apoyo de algunos agentes.
Con sus pertenencias amontonadas en la entrada principal, en espera de que alguien la ayudara a llevarlas a la ciudad, ubicada a unos 15 kilómetros, narró que su esposo “tomaba mucho y se drogaba; el 20 de noviembre de 2019 me quería matar con un machete. ‘Primero vas a morir tú’, me dijo, ‘y de ahí siguen los hijos’.
“Me empezó a pegar cuando estábamos en nuestra casa, ubicada en la comunidad La Florida, municipio de Rincón Chamula. Yo sólo me defendí, pero me detuvieron y el 25 de noviembre me llevaron a la cárcel”. Detalló que aquel día, como a las 19 horas, el hombre llegó “tomado” al domicilio que compartían. “Llevaba un día bebiendo y me dijo que quería comer, pero no tenía qué darle, porque él no compraba nada y me dijo que para qué quería una mujer así, bien haragana y yo le contesté: ‘¿Qué te voy a dar de comer si ya no traes nada?’.
“Y luego empezó a afilar su machete y me quiso atacar y yo agarré un leño. Como tres garrotazos le di. Cayó boca abajo. Yo me protegí, no lo hice para matarlo”.
Maricela, quien no sabe leer ni escribir, contó con la asesoría jurídica de la Colectiva Cereza; tiene otros dos hijos, uno de 10 años y otro de 5; éste último, explicó ella, “se lo robó” su cuñado Mauro Espinosa; “pero primeramente Dios lo voy a recuperar. Le voy a echar ganas a trabajar por mis niños”, agregó.