Los montadeudas son criminales que ofrecen créditos por medio de aplicaciones, y en caso de que las personas no paguen comienzan a realizar amenazas. Es un fraude financiero que migró a los canales digitales y ha crecido desde el inicio de la pandemia y dado al auge de las fintech (empresas que usan la tecnología para brindar servicios financieros), pues se aprovechan de la situación económica del país y de aquellos que han sufrido una reducción en sus ingresos.
Cifras de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) indican que se tiene registro de más de 330 aplicaciones de este tipo en las app stores y hasta la fecha se han registrado más de 700 quejas ante este organismo defensor.
Sin embargo, muchas denuncias que hacen los afectados no proceden, ya que los mismos usuarios son quienes autorizan el acceso a sus datos del celular (contactos, fotos, ubicación y redes sociales) al momento de aceptar todos los términos y condiciones de dichas aplicaciones fraudulentas.
Modus operandi
“Estas empresas están aprovechando la moda de las fintech y se venden como tal; hay de todo tipo, desde las que ofrecen grandes rendimientos con nulo riesgo y las famosas montadeudas, que ofrecen créditos sin revisión de buró, pero además aprovechan la información que les da el cliente para extorsionarlos. Aprovechan vacíos legales y que la gente no tiene información financiera; así que con el aumento del uso del Internet y las apps han crecido”, mencionó Jorge Tello, director de investigación de la Fundación de Estudios Financieros (Fundef).
Estas aplicaciones operan de la siguiente forma: se anuncian en redes sociales o en las tiendas virtuales como instituciones financieras que ofrecen préstamos de bajos montos sin requerir la consulta en el Buró o Círculo de Crédito y otorgan el préstamo de forma inmediata. Para que el dinero sea transferido, solicitan a los usuarios su clabe interbancaria y una foto con su identificación oficial.
En un principio, los créditos son atractivos, porque ofrecen plazos quincenales o mensuales, pero al tomarlos empiezan los problemas, pues en menos de una semana, estas empresas comienzan a solicitar los primeros pagos con los intereses, que para ese momento se volvieron diarios.
Todo comienza con llamadas en horarios nocturnos y un sinfín de mensajes por medio de WhatsApp; luego vienen las amenazas de difamarlo entre sus contactos y, después, si no se hace el pago, las cumplen. Usan fotos en las que hacen pasar a los solicitantes del crédito como estafadores, criminales e incluso publican contenido sensible (fotos de violaciones, videos de asesinatos, entre otros).
Si las personas siguen sin pagar les llegan mensajes de teléfonos que en su foto de perfil tienen a supuestos sicarios de “cobranza a domicilio” y los amenazan de muerte. Afirman que saben los lugares que visitan y sus direcciones, además de enviar fotos suyas o de sus familiares.
El problema radica en que las personas cuando descargan las aplicaciones no leen los términos y condiciones, y conceden a estos criminales el acceso a toda su galería de fotografías, a su ubicación por medio de la geolocalización, a su lista de contactos y en ocasiones a sus redes sociales.
“Pedí un préstamo y el plazo era un mes, con dos pagos, pero a los dos días todos mis amigos ya tenían fotos mías diciendo que era un violador y que vendía droga, pagué y me siguieron cobrando y mejor cambié de celular”, dijo Sergio a este medio, quien no quiso revelar más datos por seguridad.
“Me mandaron mensajes de voz diciéndome que anduviera con cuidado, y que pagara, porque con todo y chaleco antibalas, de una bala en la cabeza nadie se salva”, comentó Teresa García a este medio.
Un negocio sin regulación
El investigador Jorge Tello refirió que este ilícito ha crecido porque tenemos un país sin estado de derecho. Precisó que en México existe una regulación para las empresas de tecnología financiera, lo que se requiere es que la ley se aplique.
“Existe una regulación fintech, pero más que nuevas leyes lo que hace falta es aplicarla. Si estas aplicaciones están haciendo fraude y estafas hay que aplicar la ley y meter a la cárcel a los responsables. De poco serviría aumentar la regulación o más leyes si tenemos un país donde no se aplican las leyes.”
Por su parte, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) recomendó a los usuarios verificar el nombre de las instituciones autorizadas para operar en el Padrón de entidades supervisadas o en la Condusef.
Hay herramientas legales
Aunque en la mayoría de los códigos penales no existen tipificaciones específicas para castigar delitos como los cometidos por los montadeudas, ni hay tampoco jurisprudencias en torno a estas conductas, el actual marco legal provee herramientas suficientes para combatir estos ilícitos, consideró Grecia Macías, abogada de la Red en Defensa de los Derechos Digitales, R3D, mientras el penalista Epigmenio Mendieta señaló que hay en este caso delitos del orden federal.
Más que reformas legales para castigar estas actividades ilícitas, es preciso capacitar a las fiscalías para que sepan como integrar las carpetas de investigación en casos como éste, donde se pueden identificar claramente tipos penales ya existentes como fraude, extorsión, amenazas y suplantación de identidad.
Mendieta afirmó que este caso podría ser continuado por el Ministerio Público federal, toda vez que hay violaciones que atañen este ámbito, como son violaciones a la Ley Federal de Telecomunicaciones, operaciones con recursos de procedencia ilícita y, bajo un análisis más estricto, delincuencia organizada.
Explicó que se violan los artículos concernientes a la intervención ilegal de comunicaciones al instalar software que obtuvo de manera ilícita acceso a los datos, imágenes y conversaciones de los usuarios, y también se utilizaron de manera ilegal mecanismos que se relacionan con la obtención de datos personales.
En cuanto a la posibilidad de que se investigue el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita, es posible probarlo a partir de la utilización del sistema financiero nacional –lo cual también constituye un delito–, para transferir, recibir y movilizar recursos obtenidos mediante delitos previos como la extorsión agravada y fraude.
Finalmente, Eduardo Zepeda, fundador del área cibernética de la Policía Federal Preventiva, señaló que la mejor manera de evitar estas estafas es no instalar las apps: “entiendan que ahora un celular tiene más información de nosotros que una computadora, porque viene el correo electrónico, los contactos, las redes sociales”.