Madrid. Europa se está quedando seca. La falta de lluvias, el calor extremo, el incremento del consumo de agua durante el verano por el aumento de la temperatura y la afluencia de millones de turistas están provocando que se activen las alarmas.
Con las reservas de agua en los niveles más bajos en décadas, en varios países y ciudades se decidió activar medidas extremas, como el corte de suministro durante la noche y la racionalización del servicio, dando prioridad a los servicios de salud pública.
De Alemania a Portugal, y de España a Reino Unido, el problema de la sequía va en aumento. Las consecuencias del cambio climático son cada vez más alarmantes; han generado olas de calor extremo que han ocasionado los peores incendios forestales en la historia, y ahora la escasez de agua.
Los registros de los principales organismos oficiales de Europa coinciden en que las reservas en los pantanos y los embalses están en niveles mínimos; en algunas regiones de España, como Andalucía y Murcia, se encuentran por debajo de 30 por ciento, cifra nunca antes registrada en estas fechas.
Donde antes había un río con una afluencia vigorosa, ahora hay un vestigio seco y pedregoso. Donde antes había un bosque verde, ahora hay espacios secos, sin vida. Las imágenes de satélite que toman periódicamente las instituciones de la Unión Europea (UE) que se encargan de vigilar la evolución del estado de la flora y la fauna constatan este drama y le han puesto números: la mitad del territorio del bloque se encuentra bajo “aviso”, mientras otra quinta parte está en situación de “alerta”. Es decir, que más de 65 por ciento del territorio está en riesgo real de sufrir la peor sequía de la historia.
Andrea Toreti, investigador de la Comisión Europea, advirtió en un informe a los países miembros que empieza a ser de “alto riesgo” la caída en picada de los caudales de los ríos Rhin, Guadiana, Tajo, Volga, Danubio, Elba y Sena.
“Esta sequía será la peor en 500 años”, vaticinó el experto europeo.
En el informe de julio del Observatorio Global de la Sequía se informó que la falta de agua y el calor estaban reduciendo el rendimiento de los cultivos y menciona a los países que sufrirán más las consecuencias: Francia, Rumania, España, Portugal e Italia y, en menor medida, Alemania, Polonia, Hungría, Eslovenia y Croacia.
La situación en Reino Unido, que no es miembro de la UE, también es muy adversa y podría provocar un grave problema de suministro y abastecimiento de productos básicos, ya que buena parte del agua de los sistemas públicos se usa para el cultivo de frutas y hortalizas, así como la industria alimentaria.
Sólo en España se calcula que 80 por ciento del agua se destina a ese amplio sector del cultivo y la alimentación.
Para intentar paliar las consecuencias devastadoras de la sequía, algunos países activaron medidas excepcionales.
En Reino Unido ya tienen listo, aunque todavía no entra en vigor, un plan de emergencia que incluye la prohibición del uso de mangueras y rociadores de agua automáticos.
En Francia, desde el 11 de julio hay numerosas regiones con medidas restrictivas, como la prohibición del riego de jardines y campos de golf.
Más de la mitad del territorio de Italia está en “alerta máxima” por la falta del líquido, con especial preocupación en las regiones bañadas por el río Po, por lo que se decidió reducir las extracciones diarias de riego y liberar agua adicional de los grandes embalses y de las hidroeléctricas de Los Alpes, que son la gran reserva de agua del país.
La situación del río Rhin, en Alemania, preocupa al punto que su baja profundidad ha impedido que transiten por su afluente los barcos que hasta ahora abastecían de productos básicos a ciudades y pueblos.
El sur de España, pero también algunos poblados del País Vasco, decidieron cortar el suministro del agua desde las 10 de la noche hasta las ocho de la mañana. El Consorcio de Aguas de Bilbao recomendó al gobierno adoptar medidas para limitar el consumo en 16 municipios y suspender el llenado de albercas privadas, el lavado de los coches y el riego de campos de golf.
Todos los expertos coinciden en que la situación, lejos de mejorar, empeorará a la velocidad que avanzan los estragos del cambio climático.
Según un estudio de Global Forest Watch, Worlds Resources Institute y la Universidad de Maryland, los incendios se duplicaron en todo el mundo en los últimos 20 años, en particular en los bosques boreales “probablemente” a causa del cambio climático, arrasando cada año unos 3 millones de hectáreas, equivalente a la superficie de Bélgica, informó la agencia de noticias Afp.