La Fábrica de Artes y Oficios (Faro) Aragón está cumpliendo seis años de promover la cultura popular en esa área de la Ciudad de México. Entre las actividades de celebración, se llevó a cabo el segundo Foro de Reivindicación Sonidera, espacio en el que se destacó la relevancia de esta manifestación musical, así como la necesidad de que las autoridades velen por su regulación.
En San Juan de Aragón se ubican los primeros lugares que desarrollaron una cultura sonidera, hace siete décadas, y que siguen haciéndolo. “Parte de nuestro festejo es apegarnos mucho a las tradiciones, al barrio, y estar en contacto con él, porque nosotros trabajamos allá afuera, con la gente, y el espacio está abierto para la educación colectiva”, compartió Daniela Silva Fuentes, responsable del Faro Aragón.
En el foro participaron Gabriel, de Sonido Inmensidad, y David Mendoza, de Sonido Retro, quien indicó que las agrupaciones iniciaron en entornos de marginalidad, donde amenizaban las fiestas populares; también hicieron un reconocimiento a los distintos personajes barriales. Los sonideros promueven la cohesión social y constituyen una fuente de sustento que pide ser regulada.
“A la par que exigimos ser reconocidos, entendemos que esto implica responsabilidades”, expuso Mendoza. Señaló que en la actualidad los principales conflictos con las autoridades radican en los horarios, cantidad y tipo de equipo, transportes, aforo y consumo de bebidas alcohólicas, los cuales, reconoció, deben ser regulados a través de una tipología específica.
Mendoza también reclamó que los sonideros no estén considerados en marcos legales como el reglamento para los trabajadores no asalariados de la ciudad ni en la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas, a raíz de una regulación orientada a prohibir y discriminar algunas manifestaciones populares. No obstante, la actual administración de la Ciudad de México ha comenzado a promoverlos como Patrimonio Cultural Inmaterial del país.
Promoción de la unidad entre vecinos
A su vez, Gabriel, de Sonido Inmensidad, explicó que los sonideros, lejos de promover la violencia, han servido para propiciar unión entre los habitantes de las zonas populares. “Descubrimos que la música era la herramienta perfecta para reconciliar la bronca entre los barrios, esta calle contra esta calle ¿Qué hace el sonido? Une a la banda. Entonces, la música era la única forma de reconciliar, y la receta era el amor”, destacó.
Para el gestor musical, la labor de esta profesión es más que las fiestas y los saludos.
“El sonido ha sido nuestro sicólogo para restaurar partes del corazón y pensamiento; para salir de la tristeza y convivir respetándonos y admirándonos sin necesidad de fechas especiales”, indicó Gabriel.
Mendoza también destacó que gracias a la labor de las agrupaciones musicales en Latinoamérica, el género ha entrado en el panorama de los mexicanos.
“El movimiento sonidero ha permitido que los géneros musicales de Guatemala para abajo sigan vivos y en el gusto de millones de personas a lo largo y ancho del país y más allá porque son ritmos que no son actuales, como los de Frankie Ruiz, Héctor Lavoe y Rufo Garrido, pero que se piden como si apenas se hubieran estrenado sus canciones”, explicó.
Para Mendoza y Gabriel, el impacto de su oficio no sólo es relevante por la actividad económica, sino también por su arraigo identitario, impulso a la creación de los clubes de baile y la preservación de una cultura musical que trasciende generaciones.
El próximo sábado 20 de agosto se llevará a cabo en el Faro Aragón el Homenaje a los sonidos del barrio, que contará con la participación de exponentes como Sonido La Changa y Sonido Retro.
Los detalles sobre la programación se pueden encontrar en la página de Facebook @FaroAragonOficial