Nueva York. La disputa por el futuro político de Estados Unidos sigue atrapada por Donald Trump a más de 18 meses del fin de su presidencia, entre múltiples investigaciones judiciales federales y estatales sobre él y sus cómplices, como la investigación en el Congreso por su papel en el atentado de golpe de Estado del 6 de enero de 2021, todo rodeado de amenazas de violencia y hasta de muerte por parte de sus sicofantes ultraderechistas contra jueces, legisladores y otras autoridades investigando al ex mandatario, y venganzas contra políticos de su propio partido que se atreven a cuestionarlo o repudiarlo.
La diputada federal conservadora Liz Cheney perdió ayer –según pronósticos definitivos– la elección primaria republicana en Wyoming. Hija de Dick Cheney, quien fue vicepresidente de George W. Bush, fue una de sólo 10 legisladores republicanos que se atrevieron a votar a favor del impeachment de Trump en 2021 por su papel en incitar el asalto al Capitolio del 6 de enero de ese año. De esos 10 diputados, siete ya se habían jubilado o perdieron en sus elecciones internas (primarias). Ayer, Cheney se convirtió en la octava víctima de la venganza trumpista.
Pero Cheney también se atrevió a ser una de sólo dos republicanos que desafiaron el liderazgo de su bancada y se integraron al Comité Selecto dedicado a investigar el intento golpista que culminó con el asalto violento al Capitolio el 6 de enero.
Cheney es copresidenta de ese comité, tiene un papel clave en la investigación contra Trump y sus cómplices que ha revelado un complot mucho más amplio y sofisticado para revertir la elección presidencial de 2020 y mantener a Trump en la Casa Blanca, interrumpiendo por primera vez en la historia el traslado pacífico del mandato presidencial.
Para el ex mandatario, el papel de Cheney es imperdonable y por ello fue expulsada del liderazgo de su bancada en la cámara baja y ha tenido que viajar acompañada de un policía armado del Capitolio por las amenazas en su contra.
Cheney sabía bien que su defensa de lo que llama principios constitucionales contra Trump muy probablemente marcaría el fin de su carrera política en el Congreso. Sin embargo, ella y sus aliados han indicado que con esto, ella se convierte en una de las figuras nacionales republicanas antitrumpistas más destacadas, y que eso incluye evaluar la posibilidad de lanzarse incluso de precandidata presidencial en las próximas elecciones.
Ella es parte de una corriente antitrumpista dentro del Partido Republicano, junto con otras figuras prominentes que defienden las líneas tradicionales del partido. Esta corriente, junto con demócratas y otros opositores están examinando muy de cerca las posibles consecuencias de la recién revelada investigación criminal de Trump por el Departamento de Justicia, bajo la cual se realizó el cateo de la FBI a su residencia en Florida a principios de la semana pasada.
El padre de Liz Cheney, retirado de la política activa, grabó un anuncio de publicidad electoral en apoyo de su hija en el cual subrayó que Trump “es la mayor amenaza a nuestra república” en la historia del país, y que para su hija “no hay nada más importante que encabezar el esfuerzo para asegurar que Donald Trump nunca más esté cerca de la Oficina Oval” en la Casa Blanca.
Mientras, un juez determinará este jueves si hace pública una declaración jurada de fiscales federales que se usó para justificar el cateo a la residencia de Trump, tal como desean aliados del ex presidente, mientras el Departamento de Justicia se opone argumentando que pondría en riesgo “la integridad de esta investigación de seguridad nacional” sobre el manejo de documentos oficiales secretos después de que el ex presidente salió de la Casa Blanca.
Pero a Trump, especulan algunos observadores, lo que más le interesa ahora es saber quién dentro de su círculo cercano cooperó con la FBI, ante versiones de que éste tenía una fuente confidencial que proporcionó información clave para el cateo.
Socios de Trump serán interrogados en los próximos días en investigaciones que podrían poner en jaque al ex mandatario. Su abogado personal, Rudy Giuliani, está citado ante un gran jurado en Atlanta en torno a sus esfuerzos para manipular los resultados electorales en Georgia, y el senador Lindsey Graham pronto tendrá que aparecer en esa misma investigación.
La sombra de Trump sigue oscureciendo el panorama nacional.