Al hacer un balance de las acciones del crimen organizado la semana pasada, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, descartó que se trataran de actos terroristas. Tras definirlos como eventos propagandísticos, aseguró que es una reacción porque “la estrategia de seguridad está dando resultados, hay una clara tendencia a la baja de incidencia en los delitos, especialmente de alto impacto, aunque en el homicidio, aun cuando va a la baja, hay que reforzar la estrategia para disminuirlo al mínimo”.
Durante una conferencia del gabinete de seguridad, el general secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, sostuvo que el conjunto de acciones emprendidas contra el crimen organizado ha permitido reducir su capacidad operativa y financiera. En el desglose de los hechos en cada una de las cinco entidades donde cometieron acciones delictivas, las atribuyó a motivaciones locales, asociadas a pretensiones propagandísticas, en especial en Baja California.
Por la mañana, en su conferencia, el presidente Andrés Manuel López Obrador acusó a sus adversarios de exagerar dichos sucesos, al informar con tintes amarillistas, según dijo, para desacreditar la estrategia de seguridad. “Vamos bien, no se dejen manipular. Es evidente, no sé si haya conexión o mano negra, si se haya instrumentado esto. De lo que no tengo duda es de que nuestros opositores, los conservadores corruptos, sí ayudan en la propaganda negra”, pero aseguró que hay “gobernabilidad y estabilidad” en el país.
A pregunta expresa sobre lo sucedido, resumió: “Causaron pérdidas de vidas humanas en Jalisco, por enfrentamientos; en Guanajuato, pocos; y donde hubo más pérdida de vidas humanas, muy lamentable porque fue población inocente, o sea, personas que no están metidas en actividades ilícitas, ciudadanos inocentes, fue en Juárez, porque ahí sí dispararon a la gente, muy lamentable, no se había dado eso. Pero en el caso de Tijuana y Ensenada, no. Fue más propaganda, o sea, quema de vehículos y otras actividades que afortunadamente no significaron la pérdida de vidas humanas”.
La secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, coincidió que en el país prevalece la gobernabilidad y las causas de los sucesos están identificadas.
Más tarde, en el balance del gabinete de seguridad, Sandoval explicó que en Jalisco, ante una denuncia ciudadana de fuerte presencia delincuencial en una zona, acudieron las fuerzas de seguridad. “Era una reunión entre dos líderes de ese grupo (el RR y el Apá, que no mencionó) que iban a realizar una actividad, pero no fueron detenidos. Hubo seis fallecidos, pero no estaban detenidos esos dos líderes que se reunieron. En conclusión, pensaron que dentro de los detenidos estaban estos delincuente, se hicieron operaciones para aprehenderlos, pero no fue posible”.
Detalló que en Ciudad Juárez (donde murieron 11 personas), después de una riña en el penal entre dos bandas rivales, se desataron las acciones como un distractor para evitar que las fuerzas armadas acudieran al penal. Por lo que hace a Michoacán, refirió que un día antes había habido algún enfrentamiento entre el cártel Jalisco Nueva generación y Pueblos Unidos; al detectarse la movilización para un nuevo ataque se logró la aprehensión de 167 delincuentes de Pueblos Unidos.
En Baja California, el incendio de vehículos en todos los municipios de la entidad fue un acto meramente propagandístico de los cárteles con presencia en el estado, indicó el general.
Ante una pregunta sobre las afirmaciones de la alcaldesa de Tijuana, Monserrat Caballero, en el sentido de exhortar a las organizaciones criminales a dirigir sus ataques contra quienes no les pagan el derecho de piso, el secretario de Gobernación minimizó el dislate atribuyéndolo a que fue una declaración efectuada en la madrugada y después de un agitado día.
El subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía Berdeja, reivindicó la estrategia de seguridad emprendida en la que, con la acción conjunta de fuerzas armadas y la Guardia Nacional, “se han desmantelado estructuras criminales y reducido su capacidad financiera y operativa; se han logrado decomisos de drogas, cocaína y metanfetaminas, lo cual ha permitido ir mermando su capacidad”.
Las organizaciones delincuenciales han respondido con acciones de alto impacto en las comunidades como forma de propaganda criminal para generar sicosis social ante su disminuida capacidad delictiva.