El actual clima de tensión geopolítica en Taiwan, por la visita de la congresista estadunidense Nancy Pelosi, obedece en gran medida a un intento de Washington de proyectar mayor influencia en dicha región, ante el poder que ha ganado China a nivel mundial, pero también puede ser utilizado por los gobernantes del país asiático para tratar de legitimarse ante su población, en momentos de crisis económica y descontento social.
Así lo afirmaron académicas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, quienes señalaron que aunque los desencuentros entre China y Estados Unidos mantienen vivo el riesgo de un choque militar, la interdependencia económica que tienen ambos países es muy grande y podría mitigar las fricciones o los castigos que reciba cada uno.
Durante un foro sobre el tema, María Cristina Rosas, experta en asuntos de seguridad internacional, subrayó que la tensión que se vive actualmente en la isla de Taiwan se debe al “reposicionamiento” que busca Estados Unidos de su rol mundial, de cara a las evidencias de que su influencia se encuentra en “declive”.
Por el otro lado, el gobierno chino no sólo busca continuar su estrategia de reivindicar a Taiwan como parte de su territorio –a pesar de que en 1949 la isla se separó de facto de Beijing tras la victoria de Mao Tse-Tung--, sino que también está interesado en dar una muestra de liderazgo y acallar las críticas por el “aletargamiento” de su economía y el descontento social que han generado sus duras medidas de control de la pandemia de Covid-19.
Por su parte, Priscila Magaña, especialista en temas sobre China, coincidió en que el conflicto se deriva en buena parte por el deseo de Washington de posicionarse como un “actor hegemónico” en Asia oriental.
En este marco, consideró que las tensiones entre China y Estados Unidos también están siendo utilizadas por los dos bloques para ver cuáles son las reacciones de los demás países o bloques –especialmente Rusia y la Unión Europea-- y consolidar sus alianzas con sus socios.
Mariana de Jesús Escalante, académica experta en el tema, destacó que a pesar de las fricciones entre Beijing y Washington, ya hay un gran nivel de interdependencia económica entre ambos frentes en asuntos con los chips o semiconductores que se necesitan para hacer funcionar diversos sistemas electrónicos.
En ese marco, la investigadora alertó que hasta el momento el gobierno de México ha desarrollado una política exterior “escasa o prácticamente nula” hacia esta región de Asia, incluso con una tendencia “antichina”, debido al desconocimiento sobre el potencial que tiene un acercamiento con Beijing.