El presidente Andrés Manuel López Obrador acalló rumores y descartó que la titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla, sea su pieza para sustituir en la Secretaría de Educación Pública (SEP) a Delfina Gómez Álvarez.
En la conferencia matutina de ayer, el mandatario remarcó que requiere a Álvarez-Buylla al frente del organismo rector de la ciencia, la tecnología y la innovación del país. “No (irá a la SEP), porque la necesitamos donde está, todavía no termina y ha hecho un trabajo extraordinario”.
En la conferencia presidencial se tenía previsto que la funcionaria presentara el avance de la vacuna nacional Patria contra el covid-19, pero sorprendió al dar a conocer un largo informe sobre sus tres años y medio de gestión. Esto provocó la pregunta de si era una especie de cierre para dar el paso a la SEP.
El mandatario frenó las especulaciones y subrayó que a esa dependencia llegará una mujer, sí, pero no se trata de Álvarez-Buylla, y será esta misma semana cuando dé a conocer el nombre del relevo de Gómez Álvarez, quien será abanderada de Morena para contender por la gubernatura del estado de México.
Llamó a la funcionaria –quien estaba sentada en una de las sillas destinadas para los miembros del gabinete convocados a la conferencia– a levantarse de su lugar y colocarse junto a él para destacar tres de sus cualidades.
“¿Quién es María Elena Álvarez-Buylla? Es que no lo sabe la gente, porque ha sido muy maltratada. Miren, tiene tres cualidades, cuando menos: profesional, y si hay duda, fue –no en este gobierno, sino en los anteriores– Premio Nacional de Ciencia, esta señora; dos: es una mujer honesta, nada que ver con los que estaban ahí, que es una vergüenza; y tres: tiene dimensión social, tiene convicciones y piensa en el pueblo. Entonces, por eso no va a ir a Educación”, aclaró el titular del Ejecutivo federal.
Álvarez-Buylla recordó que al llegar al frente de Conacyt encontró “muchos signos” del régimen neoliberal, por ejemplo, que se hacían “transferencias millonarias” de recursos públicos a favor de intereses creados a costa del propio desarrollo científico y tecnológico, privatización de posgrados, dependencia tecnológica, subrogación de funciones sustantivas e ineficiencias administrativas con grandes dispendios y grandes pasivos.
Ejemplo de ello, enfatizó, fue el programa de estímulos fiscales con el que se condonaron impuestos por hasta 45 mil millones de pesos a compañías, la mayoría trasnacionales.
Indicó que a raíz de la ejecución de diversas acciones para frenar convenios de asignación de recursos que había en el Conacyt, se lograron recuperar más de 7 mil 600 millones de pesos y se devolvieron a la Tesorería de la Federación alrededor de 22 mil millones.