El libro Poema de amor poscolonial tiene una “pulsión muy política y reclama justicia”, pero demuestra que se puede tener ese compromiso y contar con calidad literaria, explica Elisa Díaz Castelo, traductora del poemario de Natalie Diaz, ganador del Premio Pulitzer de Poesía 2021.
La poeta mexicana dice a La Jornada que el poemario bilingüe, publicado por Vaso Roto Ediciones, “se opone a esa noción en la poesía de que no debe ser política, ni estar comprometida con algún fin ulterior porque deja de serlo. Nos comprueba que un libro puede estar comprometido políticamente y buscar justicia y no ser menor su nivel o calidad literaria”.
Díaz Castelo (Ciudad de México, 1986) sostiene sobre el título: “Es un libro poscolonial en el sentido de que se preocupa por el legado del imperialismo, pero no sólo en el sentido literal, político y social de las culturas originarias en Estados Unidos, sino que reflexiona en torno a un colonianismo simbólico inscrito en el lenguaje canónico del deseo y que está regido por lo heteronormado”.
La autora del poemario, Natalie Diaz (Needles, California, 1978), se identifica como mojave, akimel o’odham (pueblos del río, un grupo indígena de Arizona), latina y queer.
La traductora menciona que en este texto “se resiste a esa percepción del deseo como algo que nos atraviesa sólo en una dirección; es decir, que los hombres desean a las mujeres y les escriben poemas de amor o eróticos. Más bien se trata de un libro poscolonial de amor en tanto desmonta y reta esa concepción ortodoxa del deseo y propone otras maneras de desear y otro lenguaje para desear”.
Elisa Díaz reconoce los retos que implicó su trabajo en este poemario: “Uno de ellos es que proviene de un contexto muy particular: la cultura originaria mojave, en Estados Unidos, y la opresión sistemática del gobierno de ese país contra esta cultura durante muchos siglos; sin embargo, se puede trasplantar muy bien a la cultura mexicana y al idioma español.
“Por un lado, la autora tiene sangre mexicana; incluso, el libro cuenta con palabras en español. Por otro, también pienso que la reflexión en torno a lo poscolonial, a las culturas originarias en Estados Unidos y a la opresión que han vivido puede trasplantarse muy bien a la situación mexicana y a nuestras culturas originarias. Las y los mexicanos seremos excelentes lectores de este poemario. La cultura mexicana está bastante presente de distintas maneras.”
La también poeta reflexiona sobre uno de los poemas que más la impresionó: “Pescar cobre”, que consigna en un fragmento: “Mis hermanos pierden / su bala todo el tiempo / –cuando se les escapa, / su bala deja un hueco. / Mis hermanos buscan en sus casas, / en sus cuerpos, a la bala / y gime un pequeño fantasma rojo”.
Díaz Castelo dice: “Reflexiona de formas muy sugerentes sobre una violencia endémica. Me afectó mucho por el mundo y porque estoy rodeada de noticias sumamente violentas, y por ese otro tipo de violencia que plantea Natalie Diaz, que puede ser leída como la que se vive en México. Eso nos habla del enorme poder de la poesía, que desde lo particular y lo concreto puede llegar a tocarnos a todos”.
El poemario hace alusión a otros autores, sobre lo que la entrevistada menciona: “Hay un montón de citas de otros poemas y poetas. Me encanta descubrir una cita de Federico García Lorca y cómo Natalie la lleva a un contexto distinto y la transforma en tanto la inserta en otro texto. Uno de los retos de traducir a Natalie Diaz es que es sumamente erudita, y todo el tiempo hace referencias que no se nos deben escapar.
“Hay una serie de poemas que provienen de un intercambio de cartas que tuvo Natalie Diaz con otra poeta estadunidense: Ada Limón. Diaz concibe la poesía muchas veces como una conversación, no tanto por el tono que adquiere el lenguaje, sino más bien por una conciencia de saber que todo el tiempo estamos conversando con los difuntos, con nuestras fuentes, con los autores que más leemos, etcétera. Toda poesía es también conversación.”