Desde el pasado primero de agosto, cerca de 25 millones de niños y adolescentes disfrutan sus vacaciones de verano en todo el país, aunque aún con algunas medidas de prevención contra el covid-19, como el uso de cubrebocas y reuniones en grupos más reducidos.
Muchos acuden a actividades lúdicas y creativas, como talleres de ciencias y artes, gastronomía, escénicas y artísticas. Sin embargo, en muchos casos, esto representa una inversión para las familias que va de mil 800 a 3 mil pesos por semana, e incluso, algunas veces, los costos superan 6 mil pesos, cuando incluyen clases de gastronomía o visitas a áreas naturales.
Sofía, madre de Brenda y Marisol, de 11 y seis años, inscribió a sus hijas en clases de natación y karate, porque “les da más disciplina y puedo costearlas. La situación económica no ayuda, pero en casa nos preparamos para este gasto desde enero”, aunque este año, reconoce, no habrá recursos para ir a la playa.
Mariana, madre de Valentina, de 11 años, asegura que la inflación también elevó los precios de los cursos y talleres de verano. “El año pasado la inscribí a clases de danza en sus vacaciones. El costo nos permitió cubrir algún vestuario, pero nos avisaron que la tarifa se incrementó en mil pesos, por lo que pasó de 5 a 6 mil pesos por tres semanas”.
Sin embargo, la oferta de talleres, cursos y actividades lúdicas está abierta a todos los bolsillos. Las alcaldías y el gobierno de la Ciudad de México lanzaron una cartelera de actividades gratuitas, mientras la Secretaría de Educación Pública convocó a padres y alumnos a seguir la programación televisiva de “Verano EXTRAordinario 2022”, del primero al 26 de agosto, que ofrece contenido de español, comprensión de lectura y matemáticas para estudiantes de primaria y secundaria.
Diversos colectivos y organizaciones también tienen propuestas para que, incluso en casa, se puedan realizar actividades lúdicas, culturales o de destreza mental.
“Lo más importante es querer disfrutar con los niños un momento de esparcimiento. Muchas veces basta con cuidar el jardín o hacer una ‘renovación’ de sus espacios, como el rincón de juegos, para que se entretengan y sigan aprendiendo. No todo es gastar en un curso de verano o en un taller, simplemente jugar con ellos y convivir es el mejor verano que les podemos dar”, asegura la maestra Lupita.