Ciudad de México. La violencia es un factor importante que “subyace al bajo crecimiento y alta desigualdad en America Latina y el Caribe, y su erradicación requiere intervenciones políticas activas en varias áreas”, considera el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo América Latina y el Caribe (PNUD-ALC).
En el estudio Vínculos entre Violencia, Desigualdad y Productividad, expone que los efectos macroeconómicos de la violencia se manifiestan en pérdidas de productividad potencial y el agotamiento de recursos necesarios para combatir y mitigar la violencia, que de lo contrario podrían haberse destinado a otros fines productivos.
“Además de ser una de la regiones más desiguales ALC es la región más violenta, aunque el tipo de violencia y su intensidad varian sobre le territorio. Nuestros países tiene tasas de homicidios y victimización más altas que otros países simlares de desarrollo”.
El organismo precisa que “la violencia contribuye la profundizar la desigualdad, porque afecta de manera desproporcionada a los más vulnerables y perpetúa sus condiciones de desventaja”. Así “las víctimas de la violencia están sobrerepresentadas entre los más pobres, los grupos LGBTI+, las mujeres y als minorías étnicas”.
Destaca que la violencia “distorsiona el gasto público”, ello debido a que los países deben “desviar a la seguridad inmensos recursos que podrían estar dedicando al desarrollo”. Además el clima de violencia genera “incertidumbre sobre el derecho de propiedad asociada con el crimen”, lo que reduce la inversión privada, y es “por estas vías que la violencia también afecta al crecimiento económico”.
De acuerdo al PNUD, “la región alberga solo al 9 por ciento de la población mundial, pero tiene el 34 por ciento del total de muertes violentas”.
En la zona la inseguridad ha propiciado “desplazamientos forzados”, lo que incrementa los niveles de pobreza de la población que debe huir de sus lugares de residencia. Aunado a ello en los países más violentos prevalecen las extorsiones y secuestros, modalidades con las cuales los grupos criminales se allegan recursos.
Además, aborda la violencia política, la cul se ejerce, por ejemplo en contra de defensores de derechos humanos, líderes sociales, activistas medioambientales, políticos y periodistas.
También están las agresiones sociales y domésticas. En la región “alrededor de un tercio de las mujeres que han estado alguna vez en una relación sentimental han sido agredidas física o sexualmente” por su pareja “al menos una vez en su vida, y más de 10 por ciento de las mujeres mayores de 14 años han sido forzadas a mantener relaciones sexuales por alguien que no es su pareja”.