El papa Francisco emitió el mes pasado el documento Ad charisma tuendum, que entró en vigor ayer, el cual realiza diversos cambios en la poderosa organización Opus Dei, que “les restringe algunos privilegios que le daban un estatus excepcional con relación a otras estructuras organizativas de la iglesia católica”, estimó el experto en temas religiosos Elio Masferrer Kan.
En entrevista con La Jornada, el doctor en antropología dijo que con esto el pontífice le quita a esa agrupación “conservadora su estatus muy peculiar. Era una prelatura personal, una diócesis planetaria”, pues su líder automáticamente era obispo, lo cual no sucede comúnmente en las congregaciones.
“Lo que hizo el Papa fue decirles que ahora es una de las tantas opciones organizacionales existente en la iglesia católica, que tiene derecho a tener un trato respetuoso, pero no privilegiado. El obispo del Opus Dei antes de esta reforma no era designado por el Papa sino por la institución mediante procedimientos internos.”
Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, dijo que “aceptamos filialmente” la carta apostólica del Papa.
Añadió que “se trata de una concreción de la decisión del santo padre de encuadrar la figura de las prelaturas personales en el Dicasterio (ministerio) del Clero” del Vaticano, y precisó que Ad charisma tuendum (para tutelar el carisma) “nos exhorta a cuidar el carisma del Opus Dei para promover la acción evangelizadora que cumplen sus miembros”.
Ocáriz aclaró que la “ordenación episcopal (obispo) del prelado no era ni es necesaria para la guía” de la institución fundada en 1928 por el sacerdote español Josemaría Escrivá de Balaguer, quien fue canonizado por el papa Juan Pablo II en 2002.
El pontífice argentino determinó que anualmente el prelado o superior del Opus Dei deberá presentar al Dicasterio del Clero un informe sobre la situación de la organización, a la cual pertenecen religiosos y laicos, algunos de los cuales son empresarios y políticos. Agregó que en México y el mundo la organización tiene integrantes “poderosos”.
Masferrer Kan subrayó que con estos cambios “los emparejaron con los demás movimientos de la iglesia católica”, y les deja claro que “el carisma de ustedes no es el poder, sino la realización del trabajo cotidiano”. En suma, “se les quita la posibilidad de un trato especial”, expuso el especialista y detalló que tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI apoyaron a ese movimiento.