La economía mexicana ha dado muestras de fortalezas desconocidas. La información reciente de tres variables clave indica que, en un entorno desfavorable, en México hay una situación bajo control y con resultados mejores que los esperados. Las variables son el crecimiento del PIB en el primer y segundo trimestres, la inflación a junio y la entrada de divisas a través de las remesas recibidas. La información comparada con nuestras economías vecinas, Estados Unidos y Canadá, es importante para explicar los diferentes comportamientos.
La primera variable es el PIB. Las cifras trimestrales para México son: crecimiento de 1 por ciento en el primer trimestre y otro 1 por ciento en el segundo, en tanto que en Estados Unidos fue -0.4 y -0.2 en el primero y segundo trimestre, respectivamente, y para Canadá, los datos fueron 0.8 y 1.1 por ciento. De modo que mientras en EU han ligado dos trimestres consecutivos con dato negativo, en México y Canadá hemos crecido uno por ciento en cada trimestre. La economía de EU ha retrocedido, mientras que en Canadá y México crecemos poco, pero nuestras economías siguen expandiéndose.
La segunda variable es la inflación. El dato estadunidense es el siguiente: la inflación anual a junio pasado fue de 9.1 por ciento, aumentando respecto al 8.6 de mayo. A junio, Canadá registró una tasa anual de inflación de 8.1, aumentando del 7.7 de mayo. En México hubo un registro de 7.8 a junio, creciendo también respecto al dato de mayo que fue de 7.6 por ciento. La economía estadunidense enfrenta complicaciones mayores en este asunto, ya que su banco central ha decidido aumentar las tasas de interés 0.75 puntos porcentuales en las dos pasadas reuniones, lo que ha llevado a que la inversión se frene. Pese a tener menores registros de inflación en Canadá y México también se ha apretado la política monetaria, lo que afectará la inversión.
La tercera variable, las remesas, la cifra a junio es impresionante ya que en el primer semestre de este 2022 se recibieron 27 mil 565 millones de dólares, 16.6 por ciento más que en el primer semestre de 2021, lo que apunta a un cierre de año con un monto que supere 55 mil millones de dólares. Además, el dato de junio, remesas por 5 mil 153 millones de dólares, es 15.6 por ciento mayor que el de hace un año que, a su vez, fue superior al de junio de 2020. Dos informaciones adicionales son importantes: en junio pasado se recibieron 12 millones 356 mil remesas y el envío promedio fue de 408 dólares, es decir de 8 mil 400 pesos.
Las remesas de nuestros compatriotas, fundamentalmente de Estados Unidos, pero también de Canadá, constituyen para estos dos países salidas de recursos. Por eso, mientras para nosotros son un importante ingreso de recursos para familias ubicadas en los deciles bajos de la distribución, para ellos significa que recursos provenientes de programas sociales, o bien de las remuneraciones recibidas por los mexicanos allá, se transfieren a México, eliminando de este modo los efectos positivos de esos ingresos sobre la actividad económica.
De modo que las tres economías enfrentan problemas: lento crecimiento en México y Canadá, en tanto que en Estados Unidos se ha detenido; inflación en crecimiento, aunque con mayor rapidez en EU; remesas en México por un monto muy importante, que ayudan significativamente a nuestra economía que, al mismo tiempo, son salida de recursos para Canadá y EU. Estas diferencias tienen explicación en las decisiones que los responsables de la conducción económica han tomado y que han funcionado en diversa medida. Pero también hay que reconocer que lo que constituye una sangría nacional: la migración de millones de compatriotas en busca de empleos con remuneraciones decorosas ha resultado en una inyección de recursos benéfica para nuestra economía.
Es claro que las decisiones gubernamentales importan. El gobierno de Biden instrumentó un amplio programa de estímulos económicos que rindió frutos en el crecimiento de su economía, los que se transmitieron a sus principales socios comerciales: Canadá y México. Estímulos que todavía en estos días siguen funcionando, ya no para los estadunidenses que han visto frenada la inversión por los aumentos de las tasas de interés decididas por la Reserva Federal, pero sí para las industrias canadiense y mexicana que conservan el ritmo de sus exportaciones hacia Estado Unidos.
Además, ante el alza de los precios se instrumentaron medidas monetarias en los tres países, que no han sido eficientes, pero se plantean también acuerdos y aumentos de subsidios que atemperaron el crecimiento de precios. De esta manera hay una sincronía indudable de las economías de Canadá, México y Estados Unidos, explicadas por la integración de sus aparatos productivos. Pero decisiones gubernamentales y los recursos que nuestros migrantes envían a sus familias explican las diferencias observadas.