En Cuba, 167 médicos mexicanos estudian una especialidad con beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Ellos aprobaron el Examen Nacional de Residencias Médicas (ENARM), mas no alcanzaron un lugar en el hospital o área de su interés, y tomaron la opción de viajar al país caribeño a continuar su formación.
Manuel Vargas Aréchiga, médico por la Universidad Autónoma de Sinaloa, estudia medicina física y rehabilitación en el Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren) de reconocido prestigio a escala global.
Vargas explica que la adaptación al modo de enseñanza “fue difícil” porque la educación es integral, pues participan expertos de diferentes áreas y, en las discusiones de los casos de pacientes, “todos dan su punto de vista. El reto es entender al neurólogo, neurocirujano, pediatra y al urólogo, entre otros, además de defender la propuesta propia”.
En entrevista por videoconferencia, el facultativo residente destaca que ese tipo de análisis médico-académicos no se dan en los hospitales de México, donde la educación es lineal, concentrada en cada especialidad, sin comunicación con otras, salvo excepciones. “Es una gran diferencia. Yo no entendía al principio por qué tenía que atender lecciones y pacientes de las diferentes áreas, hasta de nutrición, si mi interés es la rehabilitación física”.
Ahora sé que para diagnosticar y tratar a los pacientes se les debe conocer en todos los aspectos: físicos y emocionales. “Todo forma parte de su rehabilitación”. El Ciren se distingue por sus exitosas terapias para la recuperación de funciones en personas con Parkinson, o secuelas de eventos vasculares cerebrales y en niños con parálisis cerebral, entre otros.
La estancia de los médicos mexicanos en la isla forma parte del programa de becas que el Conacyt planteó en 2020 y que se formalizó el año pasado con el primer grupo de 167 estudiantes ahora adscritos a alguno de los centros hospitalarios de Cuba.
Actualmente, el Conacyt tiene en revisión 412 postulaciones de galenos interesados en realizar su especialidad en el país caribeño, la cual puede ser en: anatomía patológica, cirugía general, higiene y epidemiología; genética clínica, geriatría, medicina física y rehabilitación; intensiva y de emergencia, medicina interna, neumología, oftalmología, laboratorio clínico, siquiatría, ortopedia y traumatología. La duración es de tres a cuatro años.
Daniel Melchor, médico por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, está inscrito en higiene y epidemiología con enfoque en salud ambiental. También destaca la calidad de la enseñanza que recibe. “Tuve la libertad de escoger la línea de investigación de mi interés, los profesores siempre están dispuestos a atender nuestras dudas”.
El galeno recuerda una de sus primeras actividades de campo: “nos llevaron a visitar el sistema de agua potable de La Habana. Conocimos el proceso completo, las reglas para garantizar la limpieza del líquido y el trayecto que sigue hasta la mesa de los ciudadanos. Las instituciones trabajan de manera conjunta: salud, educación, servicios de agua y drenaje. Así es como todo funciona”.