Madrid. El gobierno español adoptó un plan este lunes para moderar el aire acondicionado y la calefacción en comercios, edificios culturales y estaciones de transporte, en el marco de los esfuerzos de la Unión Europea (UE) para limitar las importaciones de gas ruso.
“En estos inmuebles se deberá mantener la calefacción en invierno como máximo a 19 grados y en verano como mínimo a 27 grados centígrados”, anunció en rueda de prensa tras un consejo de ministros, Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica.
Las medidas ya implementadas desde mayo para dependencias públicas y que empezarán a regir en una semana, se aplicarán en “espacios comerciales y culturales, grandes almacenes, y (…) aeropuertos y estaciones de trenes o autobuses”, detalló Ribera.
Los escaparates de las tiendas tendrán que apagarse a las 10 de la noche, así como la iluminación de monumentos, dijo la ministra.
Dentro de este “Plan de ahorro y gestión energética”, los comercios que estén climatizados “deberán disponer de cierres automáticos en las puertas de acceso para impedir que se queden abiertas permanentemente, con el consiguiente despilfarro por pérdidas de energía al exterior”, señaló un comunicado del Ministerio para la Transición Ecológica.
También se fomenta el teletrabajo, “que nos permita ahorrar en desplazamientos y consumo térmico de los edificios”, apuntó la ministra.
Este plan había sido esbozado el viernes pasado por el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, quien en ese momento pidió a sus compatriotas seguir su ejemplo y quitarse la corbata, para reducir la factura energética al necesitar menos aire acondicionado.
Ya desde mayo España alentaba el teletrabajo entre los funcionarios públicos y limitó el aire acondicionado en dependencias oficiales para reducir el consumo energético.
En reacción a la guerra en Ucrania, la Comisión Europea presentó en mayo un plan por 210 mil millones de euros (unos 214 mil millones de dólares) que prevé una aceleración de la transición hacia las energías renovables y el ahorro energético para liberarse “lo más rápido posible” de las importaciones de gas ruso.
Los 27 países del bloque adoptaron la semana pasada un plan por el que se comprometen a hacer “todo lo posible” para reducir su consumo de gas en al menos 15 por ciento entre agosto de 2022 y marzo de 2023, respecto a la media de los últimos cinco años del mismo periodo.