Arabia Saudita., De pie, detrás de su torre de control, con auriculares alrededor del cuello, la diyéi saudita Leen Naif se mueve sin problemas entre éxitos pop y pistas de club para una multitud de graduados de escuelas de negocios que asienten con sushi.
La escena tenue está muy lejos de los escenarios de alto perfil, un Gran Premio de Fórmula 1 en Jeddah, Expo 2020 en Dubái, que han ayudado a la joven de 26 años, conocida como DJ Leen, a hacerse un nombre en el circuito musical saudita.
Sin embargo, capta un hito importante: las mujeres diyéis, un fenómeno impensable hace unos años en el reino tradicionalmente ultraconservador, se están volviendo una visita relativamente común en sus principales ciudades.
En estos días llaman la atención cuando, cada concierto, se ganan la vida con lo que una vez fue simplemente un pasatiempo.
“Muchas diyéis han estado surgiendo”, señaló Naif. Agregó que esto, con el tiempo, ha hecho que el público se sienta “más cómodo” al verlas en el escenario. “Es más fácil ahora”.
Naif y sus pares encarnan dos reformas importantes defendidas por el príncipe heredero Mohammed bin Salman, el gobernante de facto de Arabia Saudita: nuevas oportunidades para las mujeres y la expansión de las opciones de entretenimiento, en particular la música, que una vez fue desalentada bajo el wahabismo, versión sunita rígida del Islam.
La posibilidad de que los diyéis sean bienvenidos en actos públicos, y mucho menos que sean mujeres, es algo que “no esperábamos”, afirmó Mohammed Nassar, un diyei saudita conocido como Vinyl Mode.
“Ahora se están viendo más artistas femeninas”, agregó Nassar.
Antes “era sólo un pasatiempo. Ahora tenemos plataformas, y sabemos que incluso podrían tener carreras. Así que es increíble”.
Ganarse a los escépticos
Leen Naif fue introducida en la música electrónica cuando era adolescente por uno de sus tíos, y casi de forma instantánea comenzó a preguntarse si era un trabajo viable.
Si bien sus amigos soñaban con carreras como médicos y maestros, ella sabía que no tenía la paciencia para la escolarización que esos caminos requerían. “Soy una persona de trabajo, no de estudio”, sostuvo.
A diferencia de otras diyéis, ella tuvo el apoyo inmediato de sus padres y hermanos.
Hace varios años, un hombre se acercó a ella a mitad de la actuación. Le adviritó que “no se le permitía”.
Sus quejas hicieron que el set de Naif se cerrara, pero ella duda de que la escena se repita. “Ahora apuesto a que ese mismo tipo, si me ve, va a ser el primero en la fila sólo para mirar”.
La chica se ha beneficiado de los intentos oficiales de pregonar la nueva imagen amigable con el entretenimiento de Arabia Saudita, que a menudo es criticada por grupos de derechos humanos como una distracción de los abusos.
Su postulación para tocar en el pabellón saudita de Expo Dubái 2020 le dio una audiencia internacional por primera vez.
Sin embargo, es el trabajo en casa lo que la sostiene; gana alrededor de 260 dólares por hora.