Indignación y duelo por todas las víctimas (mujeres, niñas, niños y hombres) de la crisis de empatía, impunidad y violencia que México sufre. ¿Cuánto más personas quemadas vivas hacen falta para considerar la crisis de empatía como problema nacional de salud mental?
En Diálogos sobre la naturaleza humana (PaidósAsterisco), Edgard Morin –sociólogo y filósofo pensador de problemas fundamentales de lo humano–, y Boris Cyrulnik, neurólogo, siquiatra, sicoanalista y etólogo, abordan en diálogo magistral, entre muchos otros temas, la empatía. Reproduzco un trocito de sus saberes:
B. Cyrulnik: La empatía nos convierte en humanos. Educar es llevar afuera el sí mismo, para convertirse en humano y habitar el mundo de los signos, las palabras y los relatos. Y subrayo la palabra “encuentro” porque una vez que se llega al “yo mismo” se puede ir en busca del Otro.
E. Morin: La empatía es un proceso de identificación y proyección. Si veo al otro llorar, no es un análisis químico de sus lágrimas lo que me revela su significado, sino mi propia capacidad de sentir y de llorar. Sí: en el fondo de mi yo –de mi yo mismo– hay otros yo. Tiene usted razón cuando afirma que no hay que olvidar a la madre, porque sin maternidad no hay fraternidad. Basta observar la tragedia de niños y adolescentes sin hogar: madre ausente, padre desaparecido, desintegración de todas las solidaridades. Hay que abrirse a sí mismo y al Otro. Hoy la gran amenaza es el encierro, la fragmentación: el fragmento nacionalista, que quiere considerarse como única totalidad verdadera y olvida la solidaridad. Es la fragmentación de discursos mutiladores a lo que hay que oponer el discurso de la conexión y la empatía. De no ser así, volverán las barbaries del pasado.
Octavio Paz, en su Piedra de Sol, publicado por primera vez en 1957, definió la empatía, sin nombrarla, con extraordinaria sensibilidad: “…nunca somos a solas, sino vértigo y vacío… la vida no es de nadie, todos somos la vida –pan de sol para los otros, los otros que nosotros somos–, soy otro cuando soy, los actos míos son más míos si son también de todos, para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros, que me dan plena existencia…”