Para escribir, el autor debe dar por sentado que es libre –aunque esté equivocado– o de lo contrario no le será posible comenzar. Desde sus inicios, Salman Rushdie (Bombay, 1947), novelista británico-estadunidense de origen indio, supuso que podía escribir sobre lo que quisiera y no habría restricciones. La única prueba consistiría en hacerlo bien o mal.

“Todavía pienso así a pesar de haber tenido algunas dificultades en cierto punto”, expresó el autor de Los versos satánicos (1988), novela que le valió una condena a muerte en un edicto religioso o fatwa, emitido por el ayatolá Ruhollah Jomeini por su supuesto contenido blasfemo.

Rushdie participó de modo virtual en Guadalajara Capital Mundial del Libro. Lo que se anunció como la conferencia magistral La novela y los idiomas de la verdad fue más bien un encuentro con periodistas de diferentes medios nacionales.

Los reporteros le preguntaron sobre su compromiso con la palabra, algo que, según Rushdie, un escritor debe tener “toda su vida, porque sin ello no hay obra”. Reconoció que el asunto de la libre expresión se ha vuelto más difícil conforme avanza el tiempo: “Es el caso de mi país de origen, donde existe un ataque enorme del gobierno contra la libertad de expresión. Hay muchas represalias en contra de escritores y periodistas que critican al gobierno.

“Lamento decir que India, después de haber sido una democracia liberal durante mucho tiempo, se ha vuelto más autoritaria. Hago mucho trabajo con la asociación mundial de escritores PEN, y hemos encontrado que la situación de los escritores en general no mejora, al contrario, empeora. Hay países donde los escritores son perseguidos. Sin embargo, como dije antes, uno tiene que decidir por la libertad y escribir desde allí”.

Rushdie lamentó que el conflicto en torno a Los versos satánicos haya “ensombrecido” otras obras suyas, algo “frustrante”, porque era apenas su quinto libro. En febrero de 2023 aparecerá el número 21, la novela Victory City (Ciudad Victoria), por lo que no piensa que un libro escrito hace 34 años debería definir “quién soy yo como escritor”.

Victory City tiene que ver con las mujeres y la igualdad. El autor se dio cuenta de que en los siglos XIV y XV, en el sur de la India, había un reino –Victory City– donde “el lugar de las mujeres en la sociedad era mucho mejor que en otras partes del país y hasta ahora. Había mujeres generales, soldados, juezas, abogadas, contadoras y empresarias. Me sorprende que eso haya pasado en un país donde la violencia contra las mujeres es cada día más común. Mira lo que acaba de pasar en Estados Unidos con la cancelación del derecho al aborto, que retrocedió más de 50 años el lugar de la mujer. Si yo fuera mujer estadunidense estaría muy enojada, molesta y determinada a hacer algo al respecto”.

Otra inquietud fue cómo reflejar la violencia en la literatura. “Escribir sobre una gran atrocidad siempre ha sido un problema, por ejemplo, el Holocausto. Puedes voltear hacia otro lado, porque si lo miras con demasiada claridad resulta muy difícil de leer. ¿Cómo describir el horror absoluto? Los escritores han encontrado diferentes técnicas. El asunto es cómo hacer justicia al tema sin escribir de manera insoportable para leer. Es un problema en todos lados, aunque no significa que no debemos intentar”.

Sobre un posible ascenso del fascismo en Estados Unidos, Rushdie dijo emplear el término con cuidado dado el uso excesivo del mismo. En Estados Unidos “aún no estamos allí”; sin embargo, reconoció que el presente representa un momento “peligroso”, en especial “si eres negro, mujer, gay o molestas a alguien que tiene un arma. El miedo de que el Partido Republicano regrese al poder es real, porque actualmente da muestras de ya no ser un partido democrático”.

Aunque la literatura “no puede hacer del mundo un mejor lugar, puede plantear nuevas preguntas. Hacer que las personas piensen el mundo de maneras diferentes y más originales. Así, de modo muy lento, la literatura puede empezar a cambiar las cosas”, apuntó el novelista. La literatura puede “crear belleza, alegría y señalar maldad, todas ellas las grandes preocupaciones de la vida humana. La literatura nos dice lo que significa ser humano”.

Para rematar, Rushdie señaló que una de las consecuencias de la pandemia en Estados Unidos ha sido un incremento en la venta de libros: “Al parecer las personas han redescubierto el placer de la lectura a lo largo de estos dos años y medio. Las librerías abren en vez de cerrarse, florecen en vez de luchar por sobrevivir. De algún modo, esa cosa pasada de moda, el acto de leer, se ha vuelto más popular”.