Nueva York., Desde su papel revelación como Vanessa en la adaptación cinematográfica de In The Heights (En el barrio), Melissa Barrera no ha parado de trabajar. Tan sólo este año, apareció en Scream 5 y está filmando una secuela; también protagoniza las películas de próximo estreno Carmen, de Benjamin Millepied y Bed Rest, de Lori Evans Taylor, esta última coproducida por ella.
Desde el jueves, la mexicana puede verse en Keep Breathing (Sigue respirando), miniserie de Netflix acerca de la única sobreviviente de un accidente aéreo en medio de un bosque canadiense.
Barrera, junto con la cubana Ana de Armas, es una de las pocas actrices hispanas que han obtenido una amplia variedad de papeles, mucho más allá de los personajes que se les permite interpretar a las latinas, mientras la polémica sobre la falta de representación continúa en Hollywood.
“Es muy fácil para la industria simplemente ponernos en la esquina, mantenernos en un carril lateral y sólo darnos ciertas oportunidades que han designado para nosotros”, dijo Barrera en una entrevista reciente con Ap desde Montreal, donde rueda Scream 6. “Si no luchamos para llegar a los carriles centrales, nos mantendrán todo el tiempo al margen.
“Yo ansío el tipo de representación donde mi identidad no sea el centro y lo más importante de la historia que estamos contando – agregó–. Sé que es necesario que se cuenten las historias de los latinos y quiero hacerlas, pero también quiero contar simplemente historias”.
En Keep Breathing, la intérprete de 32 años hace el papel de la abogada neoyorquina Liv, una mujer fría y concentrada en su trabajo que tiene que luchar contra un bosque implacable y traumas personales pasados para sobrevivir. Fue un personaje muy exigente que la llevó rápidamente al punto del agotamiento, pero Barrera dice que se esforzó y utilizó esto en su interpretación, que también alimentó con rasgos de su yo más joven.
–La serie comienza con el accidente aéreo. ¿Alguna vez has tenido una experiencia estresante en el aire?
–Soy bastante relajada en ese aspecto. Literalmente, no tengo ninguna preocupación. Nunca he pasado por una mala turbulencia o por una bolsa de aire donde el avión tenga un bajón ni he vivido una experiencia en la que la nave toque suelo y vuelva a subir, ya sabes, ese tipo de cosas que harían que se te revuelva el estómago. ¡Nunca! Entonces no tengo miedo a los aviones en absoluto.
–¿Cómo manejaste esa escena, entonces?
–Bueno, he soñado con accidentes aéreos. Tengo un sueño recurrente en el que estoy en un avión y miro por la ventana y otro viene directamente hacia nosotros, y antes de que se estrelle me despierto. Es aterrador. No sé, uno canaliza algún otro miedo, como la idea de morir y no poder ver nunca más a mi familia y a mis seres queridos. Por lo general, eso es lo que hago. También construyeron una plataforma increíble y le pusieron un avión encima. Era como una atracción de Disneylandia. El aparato se movía y temblaba, y eso también ayudó.
–Parece un papel muy exigente, tanto física como emocionalmente. ¿Fue tan difícil como parece?
–Fue más difícil. (Risas). Lo sabía, debido a la naturaleza de la serie: estás afuera, sola la mayor parte del tiempo; es muy físico y también el arco emocional es muy intenso. Siento que en realidad es un programa de cómo sobrevivir a tu mente, a tus inseguridades y tus traumas de la infancia. Se trata de supervivencia mental y sabía que iba a ser difícil, así que me preparé emocional y mentalmente. Esto normalmente me funciona en cada cosa que hago: no me canso, puedo hacer todo el rodaje y luego, al final, necesito estar en cama una semana. Esta vez, después de dos semanas de rodaje no podía pararme de la cama. Decía: “¿En qué lío me metí? ¿Cómo voy a sobrevivir esto otros dos meses y medio?” ¡Y luego lo haces! Usas el agotamiento y se lo das a tu personaje y dejas que eso alimente la frustración, la ansiedad, el pánico y todo.
–Liv es abogada, tú eres artista. ¿Encontraste algún punto en común entre ustedes?
–¡Muchos! Descubrí que éramos similares en muchos aspectos. Ambas somos muy orientadas al trabajo, nos gusta mantenernos ocupadas. Yo solía ser más como Liv en el sentido de que tengo dificultades para comunicar mis sentimientos. Prefiero seguir moviéndome y estar distraída para no tener que lidiar con temas emocionales, así que fue fácil volver a ser como solía y poner eso en el personaje.
Interpretar distintos personajes
–¿Qué te hizo cambiar en la vida real?
–Mi esposo (el cantante y empresario mexicano Paco Zazueta). Él me enseñó mucho sobre comunicar y dejar entrar a la gente y confiar y ser expresivo. Me ha cambiado mucho en el tiempo que llevamos juntos; he aprendido de él y siento que soy una mejor persona por eso.
–Por la cantidad de trabajo que has tenido desde In the Heights, parece que te abrió muchas puertas. ¿Cómo te sientes acerca de tu carrera en este momento?
–Me siento bien. Siento que cada cosa es un peldaño en la escalera. Definitivamente, In the Heights me abrió muchas puertas, fue mi primera película grande y la primera vez que mucha gente me vio. Me encanta poder mostrar distintos lados míos a través de personajes diferentes.
“Me esfuerzo por pasar siempre a un proyecto completamente diferente –o muy diferente– de lo que acabo de hacer, y siento que he tenido suerte de haber podido hacerlo hasta ahora. Pero todavía siento que estoy empezando.”