Ciudad de México. Esculturas cadavéricas que obligan a mirarse en el espejo de la muerte y cuadros con escenas de la crucifixión esperan la visita del espectador en Daniel Hourdé en México, exposición en el Museo de la Cancillería. Durante la inauguración, el artista francés celebró la “oportunidad extraordinaria” de mostrar por primera vez su trabajo en nuestro país, porque observa correlaciones entre el arte mexicano precolombino y el posterior a la Conquista: “Hay similitudes entre las temáticas, como la expresión de la vanidad y su transgresión de la muerte”.
Una veintena de esculturas, dibujos, pinturas y objetos decorativos conforman esta muestra instalada en el edificio virreinal del Centro Histórico, a unas cuadras de los tzompantlis con cráneos del Templo Mayor. “París-Tenochtitlan”, se agregó al título de la exposición que enlaza a Francia y México con la fascinación por la representación de la muerte.
“El arte ayuda a la vida. ¡Viva México!”, exclamó el escultor y dibujante en un discurso que se esforzó en pronunciar en español durante la ceremonia de inauguración que encabezaron la noche del miércoles el canciller Marcelo Ebrard Casaubón y el embajador de Francia, Jean-Pierre Asvazadourian.
El secretario de Relaciones Exteriores declaró que esta obra contemporánea del arte francés tiene con México vínculos esenciales simbólicos civilizatorios que finalmente construyen el vigor y la profundidad de la relación entre los pueblos. “La cultura no sólo no es un lujo, sino que es una dimensión esencial de las relaciones entre los pueblos. Yo diría que cualquier política exterior sin cultura no lo es”.
Ebrard Casaubón señaló que la cancillería hace un esfuerzo de intercambiar arte con Francia y otros países en un diálogo cultural, “que es sobre todo esperanza sobre el futuro de la humanidad”. Resaltó el interés, en una tarde lluviosa, por cruzar la ciudad para acudir a la cita con Daniel Hourdé; el funcionario estuvo acompañado por Alejandro Alday, director del Instituto Matías Romero; el curador Aldo Flores; Arturo Aguilar, quien gestionó el proyecto, y Pablo Raphael de la Madrid, en representación de la Secretaría de Cultura federal.
Universo onírico
Asvazadourian destacó que “la exposición nos permite celebrar un universo onírico en el que destacan sus esculturas de bronce y acero con sorprendentes detalles y realismo, siendo cada una la prueba de una hazaña técnica ofrecida a los ojos del público”. Apuntó que las temáticas reflejan una sensibilidad particularmente conectada con la cultura mexicana al compartir la fascinación por la representación de la muerte, “matiz estético peculiar de la cultura de este país desde los tiempos prehispánicos. Expresan algo universal de nuestra condición”.
Una esquelética barca de bronce instalada a la entrada del antiguo convento dedicado a San Felipe Neri invita a introducirse al imaginario del artista francés, como Dante que cruzó con Virgilio por el río que separa los límites entre el mundo de los vivos y los muertos. La obra hace pensar en el francés Auguste Rodin y en la surrealista mexicana Leonora Carrington.
“El diabólico arte de dar forma a nuestras sombras” es la primera descripción que aflora en la página oficial del artista, quien nació en Boulogne Billancourt en 1947. Acudió a la apertura de la exposición ataviado con singular traje a rayas rojas y azules y lentes de gruesa armazón blanca.
Daniel Hourdé en México: París-Tenochtitlan está dividida en tres núcleos. “Compartimos la misma obsesión por la muerte”, declaró el autor de las piezas, como expuso Dominique Legrand en el texto que introduce al visitante en la primera sala, donde se le recibe con una escultura monumental de un redentor que parece ofrecer su corona, así como imágenes sobre el viacrucis, con Cristo en “movimientos convulsivos o contorsiones exacerbadas”.
En la segunda sala, calacas sostienen un espejo, como invitación a la vanidad o a comprender que es el reflejo que todo humano alcanzará, “los esqueletos al servicio de la belleza”.
En el tercer salón, en la planta alta, se colocaron cuadros al carboncillo con figuras con rasgos del manierismo. “El dibujo tiene mucho aplomo, seguridad, intensidad gráfica; nos conmueve por el dolor que expresa y también por unos cuadros casi extáticos.”
El realismo, el manierismo y el género artístico vanitas resaltan la vacuidad de la vida y la relevancia de la muerte con los placeres mundanos, elementos que se insertan esenciales en su labor, en la que da forma al cuerpo y alma de sus personajes, incluso guiados por la burla o la ironía, destacó la cancillería sobre la muestra de Hourdé, quien hizo estudios de pintura y dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Grenoble y París.
La exposición de Daniel Hourdé, emblemático artistas francés, estará en exhibición en el Museo de la Cancillería, ubicado en República de El Salvador 47, hasta el 31 de octubre. Entrada gratuita.