Ciudad de México. Hace 10 años apareció por primera vez en Nueva York la obra Vania y Sonia y Masha y Spike, del dramaturgo estadunidense Christopher Durang. La pieza pronto fue reconocida con un premio Tony, galardón otorgado a lo mejor del arte escénico presentado en Broadway. En México, la primera versión de ese montaje, rebautizado como Los guajolotes salvajes, estará a cargo de Mejor Teatro, y será dirigida por el actor y director Enrique Singer.
El título “habla del tono que va a tener la obra, absurdo, chusco, hace referencia a algo muy importante que tiene el texto, que es todo un juego a partir de las obras del escritor ruso Antón Chéjov”, explicó Singer en conferencia de prensa.
“Normalmente he dirigido obras serias: dramas, tragedias; ya tenía muchas ganas de dirigir una comedia, yo se lo había dicho a Morris (Gilbert, de Mejor Teatro). Y de repente me cae en las manos este texto que creo que tiene los dos ingredientes”, señaló.
Singer considera que la pieza es interesante en dos sentidos. “Al mismo tiempo que tiene profundidad, pues habla de temas importantes, que a todos nos incumben, es una obra cuyos personajes tienen complejidad, con relaciones muy interesantes y que se les puede sacar mucho provecho, tanto para la creación de la pieza como en lo referente el disfrute del público. Además, posee un tono muy ligero y está hecha para sacarle al público una carcajada”, destacó.
“El teatro, lugar de la risa”
Para el director, tener la oportunidad de dirigir la pieza escrita por Durang le permite usar “el arma más fuerte que tiene el teatro: la comicidad”. De acuerdo con él, a diferencia del cine o la televisión, “el teatro es el lugar de la risa, y por eso yo quería hacer una comedia”. Como método en los ensayos, ha pedido a los actores, entre los que se cuentan Margarita Gralia, Roberto Blandón, Raquel Garza y Beatriz Moreno, pensar en su trabajo como si estuvieran haciendo una sitcom de Los locos Adams, es decir como si fueran una familia disfuncional.
“Estoy muy contento porque aquí puedo reunir lo que sé, por un lado, y, por el otro, tengo la oportunidad de aprender cosas nuevas. Quería explorar el terreno de la risa, por lo cual estoy verdaderamente feliz”, recalcó Singer. Si bien la obra de Chéjov constituye una parte esencial para Los guajolotes salvajes, el director considera que cualquier persona puede disfrutar de la historia, “pero aquel que conozca mínimamente la dramaturgia del ruso va a encontrar en ella otras cualidades, mucha tela para reír y gozar”, señaló.
En la puesta en escena se observan guiños a obras de Chéjov como La gaviota, Tío Vania, Las tres hermanas y El jardín de los cerezos. A partir de ahí el dramaturgo estadunidense “arma un potaje tremendo, lleno de risas y contradicciones. Hace una obra que trata los temas que hoy nos son muy importantes, como la tolerancia, el amor, la ecología, que toca el dramaturgo ruso, pero Durang los hace contemporáneos, y los trae a nuestra época como el también cuentista lo hizo a principios del siglo XX”, agregó Singer.
Los guajolotes salvajes también será la obra con la que la actriz Margarita Gralia retorne a los escenarios. “Es tan importante para mí regresar al teatro y no podía hacerlo en mejores condiciones, con todo lo que está pasando. Para mí, sí es un momento especial y no podría volver si no fuera con gente con la que me sintiera a gusto, protegida, divertida”.
Gralia había sido considerada para la obra desde hace alrededor de siete años. La actriz conocía el texto, pero las condiciones no se habían presentado hasta ahora. “Creo que la comedia es algo serio, hacerla bien es hacerla en serio, y no podía haber mejor director para esta obra que Enrique Singer ni mejor elenco”, sostuvo la actriz quien se ha propuesto hacer de Masha, su personaje, una “cabrona adorable”.
El actor Roberto Blandón también celebró la capacidad de la comedia para plantear temas difíciles. “Es una obra muy humana que, aunque se disfrace un poquito de comedia, de farsa, de teatro del absurdo, de familias disfuncionales para decir las cosas, en el fondo, da ideas morales, sociales, civiles, a través de la comedia, que es lo más divertido. Puedes criticar muchísimo, y hay partes que son dramáticas, pero que, a su vez, dicen la verdad, que nos puede doler como seres humanos y la gente se puede reír”, indicó.
La actriz Beatriz Moreno considera que Los guajolotes salvajes también representa un nuevo comienzo para el teatro en México, tras la pandemia. “El teatro se puede volver a levantar mientras haya gente con pasión, conocimiento sobre el tema y profesionalismo”.
La puesta se escenificará los viernes, sábados y domingos a partir del primero de septiembre en el teatro Ignacio López Tarso del Centro Cultural San Ángel.
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