Dave Davies, guitarrista de The Kinks, escribe en Living on a Thin Line sus memorias acerca de su recuperación de un derrame cerebral en 2004, su díscola relación con su hermano mayor y compañero de banda, Ray, y de sus años de excesos como rock star.
Por videollamada, de gorro negro, lentes con marcos rojos y con un collar de cuentas, Davis sale en defensa de la mente irracional e inconsciente. “La vida puede ser un infierno para la gente muy sensible. Nosotros pasamos un mal rato tratando de averiguar qué chingados pasa como parte de la rutina diaria. Tenemos que formular algún concepto imaginativo sólo para ponernos los zapatos. ¿Qué es esta locura? Carl Jung pasó toda su vida tratando de entender lo que ocurría, y se dio cuenta de que ni siquiera hemos empezado a comprender la mente. No podemos tenerle miedo a las nuevas ideas, ¡para eso es el arte!”
The Kinks, banda nacida en Londres en 1963, no fue tan innovadora y popular como The Beatles, The Rolling Stones o The Who, pero sí es reconocida como una de las más influyentes de la llamada invasión británica.
Como muchos otros jóvenes, Davis encontró la salvación en el arte. Es el más chico de ocho hermanos: seis mujeres y Ray. Nacido en Fortis Green, en el norte de Londres, el músico señala a The Independent: “Hay que recordar que Ray y yo crecimos en un matriarcado”. Uno de los primeros momentos que llegan a su mente es de un sábado por la noche, reunido junto a su familia, para tomar cerveza y tocar música.
“Parecía que todos podían tocar el piano. Era una familia grande de clase trabajadora, así que siempre estaba llena los fines de semana. Era la generación que vivió dos guerras mundiales, así que inventaron su propio entretenimiento”, relató Davis. Tenía 17 años y acababa de comprar un pequeño amplificador verde de guitarra cuando, un día en un ataque de angustia hormonal, se propuso hacer algo con una navaja.
“Había tenido una discusión con mi novia y estaba lleno de furia y enojo. En vez de cortarme las muñecas, pensé en cercenar el cono del amplificador. Lo corté completamente, y estaba muy sorprendido cuando me di cuenta de que seguía funcionando. Ahora tenía un sonido rasposo, y me gustó”, recordó.
Dave Davies en la actualidad. Foto tomadas del Twitter de la banda
Por esa época, los hermanos Davies ya habían formado una banda con su amigo Pete Quaife, en el bajo, y Ray había empezado a escribir canciones en el piano vertical de la familia, como “el riff de You Really Got Me. Yo lo probé con mi nuevo sonido y así es como comenzó”, explicó Dave. El poder de ese acorde distorsionado que venía de su guitarra reverberando transformaría el rock, pero en esos momentos sólo ellos dos lo habían escuchado.
“Pensé que era increíble”, sostuvo Dave con una sonrisa. “Me sentía más como un inventor. Algunos adoraban el sonido y otros lo odiaban, pero una vez lo pusimos en una canción que Ray escribía y se empezó a convertir en lo que fue, un acontecimiento. Fue una época fenomenal como sea. Parecía que la clase trabajadora realmente estaba lográndolo con arte, películas y música”.
La canción, estrenada en 1964, llegó pronto a la cima de las listas de popularidad, y junto a All Day and All of The Night, catapultó a The Kinks al corazón de la escena pop del Londres de los años 60. “Parecía que podías hacer, decir y vestir lo que fuera. Por eso me involucré en la moda, pues era una manera perfecta de expresarse uno mismo. La música, la moda y los sombreros bobos, todo es parte de este increíble periodo de la historia en la que levantamos la tapa de la sociedad”.
Sensación de libertad
En su libro describe sus relaciones tanto con mujeres como con hombres, incluyendo su intenso romance con el presentador Michael Aldred. Sin embargo, también era consciente de que la sociedad no estaba en las mismas. “La homosexualidad no se volvió legal hasta 67. Pero de pronto me di cuenta de que había mucha gente gay en el negocio de la música. Este nuevo mundo se había abierto, pero como ser gay era ilegal se mantenía muy privado. Se volvió algo muy común ir a fiestas donde la gente iba a experimentar el sexo. No era una orgía de todos contra todos, pero podías expresar más fácilmente cómo te sentías en esa época”.
Dave se dice preocupado de que los jóvenes ahora no puedan experimentar una sensación de libertad así. “No estoy seguro de que vayamos por el buen camino. Tengo mis hijos, y es difícil crecer. La presión sobre los jóvenes es probablemente mayor que nunca”, sostuvo. Hoy día también hay mayor sensación de ser observado y juzgado, gracias a “las complicaciones orwellianas que han llegado a nuestras vidas”.
A finales de los años 60, para The Kinks ser ingleses era ya una preocupación que abordaban en sus obras, alrededor de medio siglo después, en la era Brexit, esas cuestiones parecen pertinentes. “Estoy feliz de ser inglés y de haber nacido en estas islas. He tomado gran inspiración de mi cultura de clase trabajadora y de los comediantes y políticos que de ahí surgieron. No soy muy político, pero creo que es un sistema que se ha puesto algo flojo. Tenemos que desarrollar, de alguna forma, conceptos espirituales más refinados acerca de lo que somos y sobre el universo. Tenemos a éste expandiéndose frente a nosotros, y nos mentimos y realizamos terribles juegos estúpidos. Me di cuenta de eso cuando tomé por primera vez ácido, que te permite ver a través de estas cosas.
A pesar de que The Kinks nunca se separaron de forma oficial, la relación de los hermanos Davies continuó deteriorándose hasta que la banda tocó su último concierto en 1996. En dos años se cumplirán 60 de la canción que cambió el mundo, y el guitarrista, como muchos otros seguidores del planeta, está cruzando los dedos para que sea la ocasión de volver a unir a la banda. “Eso espero, de verdad. He hablado con Ray sobre eso y es posible”.
Living on a Thin Line está disponible en mercados anglófonos.
Traducción: Juan Ibarra