En el año y medio que ha supuesto un periodo de recuperación tras los primeros cierres por la pandemia, los productos agrícolas se han encarecido 19 por ciento en promedio. En particular los granos básicos como maíz y trigo, que se han incrementado 15 y 24 por ciento, respectivamente, de acuerdo con datos del Banco Mundial (BM).
En este entorno, el organismo ha advertido que en el caso de América Latina se requieren medidas urgentes, no sólo para garantizar el suministro hacia familias de la región, pues hay países donde más de 30 por ciento de la población ha reducido su consumo de alimentos por menor poder adquisitivo, sino invertir en el sector agropecuario para mantener su exportación a otros países.
“Los efectos de la crisis mundial del precio de los alimentos son significativos y van más allá de su impacto regional. Dado que Latinoamérica es la mayor exportadora neta de alimentos del mundo, cualquier impacto a sus sistemas agroalimentarios tendrá repercusiones en todo el planeta”, reportó la semana pasada el organismo.
El Banco Mundial exhibe que desde el año pasado los precios de los alimentos iban al alza, y ahora se dispararon con la crisis en Ucrania. Entre los países de América, México destaca con la mayor inflación real de alimentos, junto a Paraguay, Colombia y Surinam, reporta el organismo.
Las alertas sobre una crisis alimentaria se han elevado en el último mes por parte del Banco Mundial. El organismo refiere que su combinación con una crisis de deuda paralizará a algunos países, por lo que la asistencia internacional se convierte en la única salida.
“El alza sin precedente de los precios de los alimentos ha provocado una crisis mundial que empujará a millones más a la pobreza extrema, aumentando el hambre y la malnutrición, y amenazando con eliminar los avances en materia de desarrollo”, refiere.
Destaca que 94.1 por ciento de los países de ingreso bajo, 88.9 por ciento de los de ingreso mediano bajo y 87 por ciento de las economías con ingreso medio alto han registrado niveles de inflación superiores a 5 por ciento, incluso en algunos ésta supera los dos dígitos.
Además del seguimiento a mercados que realiza el propio Banco Mundial, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) informó que hasta la mitad de julio los precios del maíz en México disminuyeron o se mantuvieron estables, debido a la cosecha en curso, pero se encuentran por encima de los niveles del año anterior.
Detalla que, a pesar del efecto moderador de la cosecha de la temporada menor en curso, los precios se mantuvieron bajo una fuerte presión alcista como resultado de los altos costos de los insumos agrícolas y las expectativas de menor producción.
Por ejemplo, la producción de maíz de México se pronostica en un nivel inferior al promedio de 26.6 millones de toneladas, respaldado por la disminución esperada en la cosecha de la temporada menor; mientras también datos de la FAO exhiben que las reservas del grano caerán este y el siguiente año.