La perseverancia de Paola Longoria la ha conducido a tocar puertas en varias partes del mundo para que el raquetbol entre al programa olímpico en Los Ángeles 2028 y la única opción que se tiene es que su deporte se fusione con el squash, tal como sucedió con el beisbol y softbol en la justa veraniega de Tokio.
Lo anterior salió de la plática que tuvo la mexicana con el presidente del Comité Olímpico Internacional Thomas Bach durante los Juegos Mundiales de Birmingham hace un par de semanas cuando el alemán presenció la semifinal que ganó Longoria para enseguida obtener el tricampeonato del certamen.
“Se dio un paso más y no estamos peleados con esa idea porque el raquetbol se practica en América y se ha extendido a otros continentes, y el squash domina Europa y Asia”, explica la número uno del mundo amateur y de la Liga Profesional Femenil (LPRT), tras la charla que sostuvo con Bach en la que estuvo presente el argentino Osvaldo Maggi, presidente de la federación internacional de la disciplina.
Desde la primera justa veraniega a la que fue invitada, en Pekín 2008, Paola Longoria López no ha parado de gestionar y conciliar con las autoridades para que su deporte se convierta en olímpico.
Es precisamente el tiempo lo que más la pone nerviosa, porque de integrarse al programa de Los Ángeles 2028, ella tendría 39 años.
“Quizá me toque o no competir. Los años pasan (hace ocho días cumplió 33), pero yo veo más por las futuras generaciones, porque México es una potencia.
“Seis años y cerca de los 40, ya no jugaría en singles, sino en dobles, no lo descarto ni tampoco es un reto, no lo sé. Mi sueño también es ser mamá”, confiesa la multimedallista centroamericana y panamericana.
–Te va a pasar lo mismo que a Lorena Ochoa, se le advierte.
–Lo mismo me dijo ella (ríe): ‘el raquetbol será olímpico cuando te retires, así me sucedió con el golf’.
Hace 11 días, Longoria conquistó su tercer título en los Juegos Mundiales de Birmingham, Alabama.
“Me la partí, es una medalla de oro que fue más de corazón y garra”, platica al recordar la final que estuvo cerca de abandonar por el intenso dolor en el pie derecho.
La fortaleza mental que tiene le ayudó bastante para ganar a la guatemalteca Ana Gabriela Martínez en tres sets a uno, porque si llegaba al quinto set –como se lo comentó a su entrenador, Edson Martínez–, ya no tendría fuerzas para seguir adelante, palabras que jamás pensó que saldrían de su boca.
Lloró de dolor y emoción y recibió su presea con una bota ortopédica por el esguince de segundo grado que sufrió durante el partido.
“Salí en muletas con el pie hecho torta y amoratado”, cuenta al término de la terapia de rehabilitación que recibe en Los Ángeles para superar la lesión y encarar el torneo en Aguascalientes que lleva su nombre, inicio de la gira de la LPRT 2022, y el Mundial en San Luis Potosí, su tierra natal, ambos el próximo mes.