Hanói. Aliada todoterreno de Ho Chi Minh en el pasado, la sandalia de caucho –objeto icónico hecho de neumáticos usados– sigue pegada a los pies de uno de los mayores productores mundiales de calzado.
“Ayudaron al tío Ho a viajar lejos, y con ellas superó las dificultades para construir el país”, cuenta una canción comunista a la gloria del padre de la independencia vietnamita.
En el museo Ho Chi Minh, en la capital Hanói, las sandalias desgastadas del dirigente fallecido en 1969 están orgullosamente expuestas, cerca de su antiguo uniforme de estilo chino.
En la calle, todavía son muchos los que mantienen el mito de este zapato ligero y barato, nacido a finales de los años 40 durante la guerra de Indochina contra Francia, potencia colonial vencida en 1954.
Los soldados apreciaban tanto su bajo costo de fabricación como la resistencia de la sandalia, hecha de los neumáticos de los camiones militares capturados al enemigo, según la leyenda.
Más tarde, durante la Guerra de Vietnam, el calzado simple pero robusto se convirtió en un símbolo del ingenio de las fuerzas comunistas del Viet Cong, en su lucha contra el poderío militar de Estados Unidos.
Hoy en día, el caucho proviene de neumáticos usados de automóviles o aviones, pero sus cualidades no son cuestionadas.
“Tienen un valor histórico, son fáciles de llevar y bonitas”, describe Dao Van Quang, un turista de 47 años, comprando su par a 200 mil dongs (unos 8.5 dólares).
“Las sandalias de caucho todavía tienen un gran potencial”, asegura a la Afp Nguyen Duc Truong, de 58 años, en su taller “Vua Dep Lop” (“El rey de la sandalia de goma”) en Hanói.
Incluso en tiempos de paz, el diseño sigue siendo popular por razones de sostenibilidad, afirma Nguyen Duc Truong, quien ha pasado su vida elaborando los zapatos.
El “Vua Dep Lop”, a su escala, resiste en la cuarta posición de productor mundial de calzado, donde los gigantes Nike y Adidas hacen producir millones de pares cada año.
La empresa introdujo recientemente algunos pares coloridos que sobresalen del modelo clásico negro.
“Intentamos hacerlas más flexibles y ponerlos al día. Al cambiar de estilo, ganamos clientes”, explica Nguyen Tien Cuong, que se hizo cargo del negocio de su suegro en 2011 y vendió más de medio millón de pares desde entonces.
“Tenemos que renovarnos constantemente. Queremos que estas sandalias se conviertan en un símbolo de Vietnam y que cuando los extranjeros visiten el país mencionen las sandalias de caucho.”