Madrid. Rubén Olmo es el actual director del Ballet Nacional de España (BNE), pero para llegar allí tuvo que sortear una vida compleja y en ocasiones difícil. Nació en el barrio sevillano del Cerro del Águila y creció en una de las zonas más pobres del país, las Tres Mil Viviendas, donde descubrió que lo suyo era la danza y el flamenco. Después de pasar por todas las facetas, desde bailarín hasta maestro invitado, se convirtió en el director del BNE, con el que inicia ahora una gira de un mes por México. “Para nosotros es muy importante volver a México 18 años después, entre otros motivos porque el público de México entiende perfectamente la danza española y el flamenco”, explicó en entrevista con La Jornada.

La gira del BNE inició el 1º de julio en San Luis Potosí, después actuará en León, Morelia, Guadalajara, Puebla y Monterrey, para finalizar con cuatro actuaciones en el Palacio de Bellas Artes, del 28 al 31 de julio.

Olmo nació en Sevilla en 1980 y con sólo ocho años entró al Conservatorio Nacional de Baile. Sus dotes eras evidentes; su talento, aún más. A los 14 años, con el fin de sufragar los gastos de su carrera y los básicos de casa –su familia era muy humilde–, decidió subirse a los emblemáticos tablaos flamencos de Sevilla. Ahí ganó sus primeros sueldos, pero también la fama que poco a poco le ha ayudado para convertirse en una joven promesa de la danza española.

Con 18 años se convirtió en uno de los solistas más jóvenes del BNE. Esa primera etapa en la compañía duró cuatro años, cuando decidió hacer carrera en solitario, en otras compañías y fundando la suya propia, hasta que en 2019, unas semanas antes de la pandemia, fue llamado de nuevo para dirigir el BNE. La gira por México durará un mes y lo llevará a algunos de los escenarios más emblemáticos del país.

Renovación del vínculo entre las naciones

“Esta gira de un mes es excepcional, tiene mucho trabajo detrás y a muchos organismos que la soportan, tanto de España como de México, para renovar el vínculo entre los países. Estamos muy contentos de volver porque, además de actuar en teatros maravillosos –de hecho finalizamos la gira con cuatro funciones en Bellas Artes de la Ciudad de México–.

“Para nosotros es muy importante, entre otros motivos porque su público entiende perfectamente la danza española y el flamenco, entienden el arte y la danza de la misma forma que nosotros.”

Olmo eligió para esta gira el programa cuádruple Invocación, que ofrece una visión global de la danza española a través de la mayor parte de sus estilos. “Es un programa diseñado para que el público disfrute la danza española. La primera parte contiene Invocación bolera, que es en realidad un número del siglo XVIII llevado a la vanguardia, pero con la esencia e invocando a los maestros del baile de la danza española. Hay un solo del primer bailarín en el que se mezcla la escuela bolera, la danza estilizada y el flamenco. Hay 49 bailarines en escena y nueve músicos flamencos en vivo”.

Después siguen las coreografías de Eterna Iberia, de Antonio Najarro, donde se mezcla el uso de la castañuela, la capa española y el sombrero cordobés, así como la técnica y la fuerza interpretativa tan característica de la danza estilizada española.