Texcoco, Méx., Nuestro país requiere programas sociales para el campo que tengan funcionalidad y recursos económicos para incrementar su producción debido a que actualmente 70 por ciento del suelo agrícola se encuentra abandonado, señaló Raúl Nieto Ángel, investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.
Explicó que 94 por ciento del territorio nacional tiene clima árido y semiárido, condiciones climatológicas que se registran en Oaxaca, Guerrero y Puebla, es decir, en el centro y norte de la nación, donde se detectan suelos calcáreos, petatosos y áridos, lo cual agrava también la producción de alimentos y abandono del campo.
Agregó que, de acuerdo con las investigaciones, en los pasados 100 años, por efecto del cambio climático y el calentamiento global, se incrementaron en 35 por ciento las sequías y 36 por ciento las inundaciones en las regiones donde llueve mucho, como Tabasco y parte de Chiapas y Oaxaca.
Sostuvo que el país no cuenta con programas para la conservación de los suelos y recursos económicos para regenerarlos, por lo cual se observa falta de vegetación; se acabó el suelo y se detecta la zona rocosa, lo cual ha llevado a la nación a importar más de 65 por ciento de los alimentos que consumimos, como maíz, frijol, arroz, frutas de clima templado frío, y oleaginosas, entre otros.
El investigador destacó que aun cuando la Comisión Nacional del Agua (Conagua) anunció hace unos días que más de la mitad del territorio nacional va a padecer sequías por la canícula, en la zona de la Mixteca de Oaxaca, como en otros puntos del país; la sequía se padece desde el año pasado por la falta de lluvias.
“Esta situación ha llevado a que 48 por ciento de la población del centro sur-sureste de México, por ejemplo, viva de los programas asistencialistas, en tanto que 25 por ciento son jornaleros, y sólo uno y 6 por ciento son agricultores o ganaderos, respectivamente”.
Nieto Ángel aseguró que para subsanar esta situación se requieren subsidios para la agricultura, que permitirá, junto con programas reales de producción, incrementar las cosechas de varios productos agrícolas y disminuir la dependencia alimentaria.
“Los subsidios destinados para las grandes extensiones de tierra agrícola y la Política Agrícola Común de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón es de 35, 25 y 60 por ciento, respectivamente, en tanto que en México, sólo se implementan programas asistencialistas para mitigar la pobreza”, detalló.
El profesor investigador de Chapingo estableció que nuestro país requiere de programas sociales para el campo que tengan funcionalidad, por lo que ejemplificó el caso de “Crecer en la Adversidad”, el cual se implementó desde hace 40 años en las comunidades de las mixtecas de Oaxaca, con resultados positivos, según mencionó.
“Se hicieron obras de conservación de agua, lluvia y suelo mediante ollas de agua, aprovechamiento de agua de los invernaderos, bordos, zanjas para almacenamiento del líquido, aunado a la regeneración de los suelos para implementar la agricultura regenerativa.”
Consideró que estas obras de conservación de agua de lluvia y suelo han permitido incrementar la producción de maíz criollo, de 1.3 a 4 toneladas; además de rescatar y aumentar la producción de frutas, como la pitaya, pitahaya, jitomate, manzana y tuna. Asimismo, dijo que con esta actividad se han logrado generar recursos económicos para los productores rurales de esta zona.
Abundó que en el caso de pitahaya y pitaya se producen 60 toneladas por hectárea, las cuales exportan a Estados Unidos y Canadá, donde se vende en el equivalente a 200 pesos el medio kilo al consumidor, en tanto que en tiendas comerciales del país se ofrece el kilogramo en 189 pesos, lo cual es altamente rentable.
Comentó que en el caso del jitomate, el cual lo produce mediante el sistema hidropónico, se obtienen mil toneladas al año de este cultivo, y se vende en la central de abastos de la Ciudad de México, en Huixcolotla, estado de Puebla, y mercados regionales. “Mediante proyectos productivos, es posible hacer de una adversidad un potencial, y consecuentemente, “Crecer en la Adversidad”.