Nadie decía nada, pero lo pensaban. El pítcher de los Diablos, el colombiano Jeffry Niño, llevaba cuatro entradas sin recibir hit, algo que podía crecer para un juego memorable, pero los espectadores no querían ni mencionarlo.
En la superstición del beisbol, abrir la boca en ciertos momentos es invocar al mal agüero. Y el serpentinero siguió al montículo, concentrado pero consciente de lo que pasaba, cuando en esa quinta entrada sonó el palazo del infortunio, un imparable del dominicano Jesús Cacao Valdez y ahí se terminó el trabajo impecable de un lanzador en una gran tarde. Gracias a esa labor, y al eficiente ataque escarlata, Diablos Rojos del México ganó 6-4 a El Águila de Veracruz, para asegurar la serie. Un duelo de nervios con el cual los Pingos se afianzan a la cima de la Zona Sur, apenas una milésima arriba de Tabasco y Puebla.
Unos turnos después, ese imparable de Valdez creció hasta convertirse en la carrera del Veracruz. Pero el daño ya estaba hecho desde que sonó a madero seco. “Es que eso no se dice”, comentaban algunos sobre la creencia de que cantar un juego sin hit equivale a “salarlo”. Niño, campeón con su selección en la Serie del Caribe, sin embargo tuvo su mejor salida como abridor desde que llegó a la novena escarlata y consiguió su primera victoria. El barranquillero lanzó por seis entradas con tres imparables, una carrera, dos pasaportes y siete ponches.
El relevo de Adrián de Horta cumplió en mantener una entrada en cero, pero en la oportunidad del serpentinero Conner Greene no hubo tanta fortuna. Al de Santa Mónica, California, lo castigaron con dos carreras para dejar el duelo muy comprometido. El cerrador Bruce Rondón le agregó todavía más drama cuando se le embasaron, lanzó descontrolado y recibió una carrera con el riesgo del empate en puerta.
La última entrada fue de sudor frío en la espalda. Rondón tenía dos outs, pero quedaban hombres en primera y tercera. Llegó al plato Niuman Romero, en cada abanico goteaba la frente de los espectadores. Sólo faltaba un strike para cantar la victoria, aunque también latía la posibilidad de que El Águila los alcanzara. El venezolano apuntó a la mascota del receptor y sonó a puro cuero para conseguir el electrizante triunfo.