Moscú. El riesgo de hambruna en países de África y Asia se alejó este viernes en Estambul al firmar Rusia y Ucrania –con la mediación de Turquía y de la Organización de Naciones Unidas (ONU)– un acuerdo que desbloquea la salida del trigo, el maíz y otros cereales almacenados en silos de Ucrania desde tres puertos del mar Negro, en tanto Rusia podrá exportar sus granos y fertilizantes al retirar Estados Unidos y sus aliados las sanciones indirectas que impedían que cargueros con bandera rusa cruzaran el estrecho del Bósforo.
En síntesis, es lo que pactaron en la ciudad turca los dos países en guerra. Ahora, por razones técnicas, sólo hacen falta unas semanas para que este entendimiento pueda ponerse en marcha.
El acuerdo prorrogable, si lo respetan ambas partes, tendrá una vigencia inicial de 120 días, en los cuales se habilitarán corredores para navegación segura, que presuponen establecer en la zona a determinar un alto el fuego a respetar por los dos, desde y hacia los puertos de Odesa, Chernomorsk y Yuzhny.
Complejo itinerario
Para agilizar la navegación por esos corredores seguros, y para protegerse de un eventual desembarco ruso en sus puertos, Ucrania no va a desminar por completo los accesos, sino cada dos semanas pondrá indicadores flotantes en las rutas marítimas hasta aguas internacionales.
Ahí, buques de guerra de Turquía los recibirán y para que los mercantes no sufran ningún ataque patrullarán una amplia franja marina, pero como el seguimiento se hará por vía satelital no los escoltarán hasta llegar a los puertos turcos de destino, donde las cargas serán revisadas por la aduana otomana.
Los buques vacíos que se dirijan a los tres puertos ucranios serán inspeccionados por la aduana turca en Estambul, como muestra de confianza en presencia de militares rusos, para comprobar que no llevan armamento a Ucrania, exigencia de Rusia que se satisfizo.
Un centro de coordinación de Naciones Unidas, con representantes de las fuerzas armadas turca, rusa y ucrania, desde Estambul vigilará que todas las partes implicadas cumplan los compromisos y de dirimir cualquier incidente y controlar todo el tráfico naval por los corredores seguros.
El canciller Serguei Lavrov afirmó: “La firma del memorando Rusia-ONU demuestra una vez más el carácter absolutamente artificial de los intentos de Occidente de endosar a Rusia la culpa por los problemas de suministros de granos al mercado internacional”, según un comunicado difundido por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Para Lavrov, “es gratificante que Washington y Bruselas hayan dejado de poner obstáculos a los acuerdos alcanzados hoy” y ahora, sostiene, “esperamos que próximamente se tomen todas las medidas necesarias para el cumplimiento efectivo de dichos acuerdos”.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, destacó que este convenio “traerá alivio a los países en desarrollo que están al borde de la bancarrota y a las personas más vulnerables que se encuentran al borde de la hambruna. Y ayudará a estabilizar los precios mundiales de los alimentos, que ya estaban en niveles récord incluso antes de la guerra”.
Guterres explicó que, durante las difíciles negociaciones, los mediadores no buscaron que esto o aquello fuera bueno para los rusos o para los ucranios, sino se concentraron en que lo fuera para toda la humanidad. “No hay duda de que este acuerdo va a beneficiar a todo el mundo”, subrayó.
Por su parte, el primer ministro de Ucrania, Denys Shmyhal, en una reunión del gobierno, celebró que “el desbloqueo de nuestros puertos es una cuestión de miles de millones de dólares para nuestra economía: en este momento nuestros agricultores ya han recolectado 6 millones y medio de toneladas de cereales de la nueva cosecha y las estimaciones apuntan a que, en total, este año tendremos entre 65 y 70 millones de toneladas de granos”.
En Ucrania, lo que se puede ver en sus medios de comunicación este viernes, elogian como gran logro que ese país mantendrá un pleno control sobre sus puertos, lo cual excluye abrir una brecha en el sistema de defensa que se ha instalado desde que comenzaron las hostilidades.
Durante mucho tiempo, la seguridad de los puertos ucranios impidió que se avanzara hacia entendimientos hasta que la ONU, a insistencia del Kremlin, ayudó a desbloquear el otro lado del problema: retirar las sanciones occidentales que dificultaban las exportaciones de cereales y fertilizantes rusos.
En todo caso, Shoigu reiteró que la Federación Rusa no tiene la intención de usar los corredores navales seguros para atacar los puertos ucranios.
“Rusia asumió el compromiso, claramente estipulado en el documento, de no aprovecharse de los puertos que serán desminados y estarán abiertos. Nos comprometimos a respetar eso. Y más aún, se fijó una fecha concreta en que todo estará habilitado”, comentó el ministro ruso tras la ceremonia en Estambul.
Ceremonia atípica
Con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, como testigos de honor, por Rusia estampó su firma en el convenio el titular de la dependencia militar, Serguei Shoigu, y por Ucrania lo hizo el ministro de infraestructuras, Oleksandr Kubrakov.
Llamó la atención, como pudo verse en las imágenes de televisión en directo desde Estambul, que el documento no lo firmaran los ministros de Defensa de Rusia y Ucrania.
La ausencia del colega ucranio de Shoigu, Oleksy Reznikov, derivó en una ceremonia atípica: a pesar de que el pacto beneficia a ambos países, sus enviados nunca se sentaron a la mesa al mismo tiempo, como si de dos actos diferentes se tratara.
De hecho, Rusia y Ucrania, por separado, suscribieron dos documentos iguales con la ONU y Turquía, pero lo importante es que se cumplan los compromisos asumidos de modo triangulado.
La televisión pública de Rusia ni siquiera mencionó quién firmó por Ucrania –“un representante” dijo sin mostrar el momento–, centrando su relato en que Shoigu analizó con su colega turco, Hulusi Akar, la situación en Siria y el mar Negro, aparte de suscribir más tarde un pacto que permite que este país exporte sus cereales y fertilizantes.
Lo que por motivos de protocolo en otras circunstancias simplemente habría sido rechazado por la afrenta a Shoigu, el Kremlin lo aceptó a regañadientes para subrayar que Rusia no usa los alimentos como arma.