Londres. La economía mundial parece cada vez más propensa a entrar en una grave desaceleración, justo cuando los bancos centrales revierten agresivamente la política monetaria ultraexpansiva adoptada durante la pandemia para apoyar el crecimiento, mostraron datos difundidos este viernes.
La actividad empresarial en Estados Unidos, la mayor economía del mundo, se contrajo este mes por primera vez en casi dos años; en la zona euro retrocedió por primera vez en más de un año y en Reino Unido el crecimiento se situó en el nivel más bajo de los últimos 17 meses, indicaron encuestas de gerentes de compras.
S&P Global dijo el viernes que su índice preliminar de producción del PMI compuesto de Estados Unidos cayó mucho más de lo esperado desde una lectura de 52.3 en junio a 47.5 este mes. Se trata de la cuarta caída mensual consecutiva, impulsada por la debilidad del sector de los servicios, que se contrajo lo suficiente como para contrarrestar el moderado crecimiento del sector manufacturero.
Una lectura por debajo de 50 indica que la actividad empresarial se ha contraído, por lo que el informe alimentará el debate sobre si la economía estadunidense ha vuelto a entrar en recesión –o está cerca de hacerlo–, después de haber repuntado bruscamente desde la recesión de principios de 2020 al inicio de la pandemia del covid-19.
En zona euro se contrae la actividad empresarial
La actividad empresarial de la zona euro se contrajo este mes debido a la caída del sector manufacturero y a la paralización en el sector de los servicios, ya que el aumento de los costos empujó a los consumidores a recortar sus gastos, reveló el Índice Compuesto de Gerentes de Compras (PMI) de S&P Global, considerado un buen indicador de la salud económica general, que cayó de 52.0 de junio a 49.4 en julio, muy por debajo de todas las previsiones.
Las empresas de la zona euro siguen presionadas por la inflación que en la unión monetaria fue de 8.6 por ciento el mes pasado y el jueves el Banco Central Europeo subió las tasas de interés más de lo previsto, confirmando que la preocupación por una inflación galopante se impone ahora a las consideraciones de crecimiento.