Los reclamos estadunidense y canadiense en materia energética (cuyos representantes parece que no saben leer, cuando menos el texto del T-MEC) provocaron una vergonzosa reacción de la derecha autóctona, a la que el presidente López Obrador respondió con un comentario puntual: “me llama mucho la atención que haya tanto traidor a la patria en nuestro país, que en vez de defender a México defienden los intereses de países y empresas extranjeras”.
No sólo eso: “se cierne todavía el espíritu de Santa Anna, de Porfirio Díaz, de Salinas de Gortari. Pero muchísima gente, sobre todo en la academia, con los pseudointelectuales, expertos, internacionalistas (los académicos del más alto nivel; entre más sabiondos, más traidores a la patria) cómo quisieran que nos ‘castigaran’ los extranjeros, que nos fueran mal. Es increíble. Tenemos una relación de más respeto con los gobiernos extranjeros que con estos entreguistas”. Faltó mencionar a la mediocracia.
Los supuestos “especialistas” en la materia –gente del sexenio de Peña Nieto que pretendió entregar el petróleo nacional–, encargados de “negociar” el T-MEC por la parte mexicana, han dejado correr el bulo de que eventuales sanciones por presuntas violaciones al tratado comercial “le pueden salir muy caro” a México, y las estiman en un rango de entre 10 mil y 30 mil millones de dólares. ¿Por qué? No lo documentan; se limitan a circular el borrego y a calentar el ambiente, especialmente en la derecha autóctona. Pues bien, para ser “expertos” el “daño” por ellos estimado refleja un amplísimo diferencial de tres tantos entre una cifra y otra, lo que impide dar credibilidad a sus dichos, pues contienen muy pocos datos concretos, pero sí una catarata de mala leche.
Lo anterior sin olvidar que el presidente López Obrador ha sido reiterativo: “legalmente no hay ninguna violación al T-MEC; que le quede la tranquilidad al pueblo de México que no estamos incumpliendo ningún compromiso. Que cuidamos desde el inicio del gobierno no comprometer el petróleo, que eso nos llevó a detener la negociación (del tratado) casi dos semanas, porque el gobierno anterior (el de Peña Nieto) había ofrecido un capítulo especial entregando el petróleo. Así de claro”.
Y de nueva cuenta narró cómo se dieron las cosas: en las negociaciones del citado tratado “nosotros estábamos como observadores, porque aún era presidente electo. Cuando Jesús Seade (negociador de la 4-T) me informa que hay esta propuesta, le pido que venga a México y se analiza el capítulo que ya habían aceptado las autoridades mexicanas en ese entonces, de manera especial el secretario Luis Videgaray e Idelfonso Guajardo (uno de los encargados de soltar el mencionado bulo) y nosotros dijimos que no estábamos de acuerdo. Se molestaron los negociadores del gobierno de Estados Unidos y se levantó la mesa. Hubo planteamientos acerca de que, lo mismo de siempre, que si no aceptábamos nos iba a ir muy mal, iba a haber devaluación, y dijimos: no, queremos que cambie el capítulo; es más, que no se toque el tema”.
Por si fuera poco, en el mismo tratado se establece el procedimiento para lo que tiene que ver con la electricidad, dice el mandatario. “Porque dicen: ‘es que –un argumento de una experta, de un experto– esto tiene que ver nada más con el petróleo, no tiene que ver con la comercialización o con el comercio’. Cómo no va a tener que ver, si la energía eléctrica se produce en su mayoría, en su mayor cantidad, con gas. Pero, además, en los procedimientos se establece también que no existe violación cuando un gobierno legalmente establece la forma en que deben de explotarse sus recursos naturales”.
López Obrador anunció que será el 16 de septiembre, día de nuestra Independencia, cuando informe sobre este asunto, en el entendido de que “no hay ninguna violación al tratado. Además, son procedimientos que están establecidos, es una consulta para establecer comunicación, aclarar cosas, que va a llevar 75 días y luego, si no se está de acuerdo, se va a un panel internacional, pero no vamos a ceder; es un asunto de principios y tiene que ver con nuestra soberanía. Eso les cuesta trabajo a los intelectuales orgánicos”.
Las rebanadas del pastel
Con qué rapidez se resolvió la huelga en Telmex: 24 horas, mientras las tres huelgas mineras acumulan 15 años y más de dos la de Notimex. Obvio es que algo huele a podrido en la Secretaría del Trabajo, cuya titular, Luisa María Alcalde, de inmediato “medió” en ese conflicto obrero-patronal.