Aunque el gobierno actual ha reconocido que la región sur-sureste del país debe ser atendida de forma prioritaria, dicha zona sigue concentrando la mayor cantidad de personas en condición de pobreza, en buena parte debido a que los programas sociales no llegan ahí de manera suficiente y a la falta de inversión pública y privada.
Según un informe de la organización Signos Vitales, los estados del sur de la República se han recuperado con mayor lentitud de los efectos del covid-19.
De acuerdo con el estudio El sur de México: atraso, brechas y abandono, una de las razones de que en esta administración no se hayan logrado modificar las condiciones de pobreza de esta región es que los programas sociales no han llegado con la fuerza necesaria.
En el sur, indicó el reporte, existe sólo un promedio de 2.6 intervenciones de política social por cada persona beneficiaria, mientras en la capital dichos apoyos son de hasta 5.9 y en el resto del país el promedio es de 3.1 intervenciones.
Agrega que desde 2016 se ha observado una disminución en el porcentaje de habitantes del sur-sureste que han recibido becas educativas en escuelas públicas y que además se encuentran por debajo de la línea de la pobreza.
En 2020, las mayores disminuciones presupuestales en este terreno se presentaron justamente en los estados más pobres del país, como Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz, lo que deja el acceso efectivo a la educación “severamente limitado” en esas entidades.
Por otra parte, el estudio señaló que en 2021 la inversión pública fue 50.8 por ciento menor al máximo histórico de 2012 –es decir, 49 mil millones de pesos menos–, y aunque en el sur se ubican algunos de los megaproyectos más importantes del actual gobierno –la Refinería de Dos Bocas y el Tren Maya–, eso no ha servido para elevar los índices de desarrollo económico y social de la región.