A un mes del “doloroso asesinato de nuestros hermanos Javier Campos y Joaquín Mora, y de dos laicos en Cerocahui, Chihuahua, la Compañía de Jesús en México sigue exigiendo justicia” e instó, nuevamente a que se “abran espacios de diálogo para revisar la actual política de seguridad”.
La orden religiosa indicó que está “convencida de que si prevalece la impunidad no será posible avanzar hacia la reconciliación y la paz” en el país.
Aparte, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en el contexto de la Jornada de Oración por la Paz, a la que convocó con los Jesuitas y la Conferencia de Superiores Mayores Religiosos de México, llamó a los colectivos de personas desaparecidas a unirse a dicha acción.
A través de una carta, Rogelio Cabrera, presidente de la CEM y Ramón Castro, secretario general del organismo eclesial, invitaron a esas agrupaciones a “orar este 24 de julio por sus familiares desaparecidos, pedir verdad y justicia, y consolarnos mutuamente por nuestros hermanos y hermanas asesinadas o desaparecidas”.
Remarcaron que “nos reconocemos parte de esas familias mexicanas que vive el luto de sus muertos”.
Los jesuitas remarcaron que en este mes “hemos manifestado a las autoridades de los diferentes niveles de gobierno que es prioritario que se garanticen los derechos de la comunidad rarámuri. La atención que sobre la región ha generado este lamentable hecho que sacudió al país no puede ser coyuntural: se deben revertir las causas estructurales de la violencia en la sierra Tarahumara, que prevalecen desde hace décadas”.
Debido a “la ausencia de Estado en la región, es indispensable que continúen presentes de forma provisional las fuerzas federales, con los protocolos adecuados para interactuar con culturas indígenas y asegurando el respeto irrestricto de los derechos humanos, hasta que se reconstruyan las condiciones de paz en las comunidades de la Tarahumara”.
Agregó que “el intempestivo asesinato de nuestros hermanos jesuitas nos remite a la vivencia de tantas víctimas de la violencia que siguen esperando justicia y verdad en nuestro México adolorido”.
La congregación expresó su apoyo “a las familias de personas desaparecidas, a las víctimas de feminicidio, a los migrantes que no volvieron a casa, a los periodistas que perdieron la vida ejerciendo su labor, a las personas desplazadas por la violencia, a tantas y tantos que también esperan una justicia que no llega.
“Por las mujeres, por nuestras infancias, por nuestras juventudes, por todo el pueblo de México, hoy más que nunca es indispensable caminar en conjunto con diálogo, con responsabilidad, con propuestas y con esperanza, privilegiando la atención e preferencial a los más pobres”.