No es asunto menor o desdeñable el inicio de exploraciones estadunidenses (a las que se ha sumado Canadá, con sus propias acciones) sobre un eventual litigio de fondo por presuntas infracciones de la parte mexicana contra intereses empresariales del país vecino, en el contexto normativo del acuerdo comercial norteamericano (México, Estados Unidos y Canadá, el T-MEC).
La voluntad soberana de México se expresó a la hora de firmar los términos de ese nuevo tratado, que obliga al cumplimiento de las reglas y procedimientos que ahí se establecieron. Ahora se entrará en una fase de preguntas y tanteos que puede llevar a diálogos y discusiones hasta aterrizar en acuerdos o en la apertura de un proceso formal ante tribunales previamente reconocidos como competentes para resolver los asuntos que les planteen.
Sin embargo, el enardecido ambiente político que se vive en el México de la sucesión presidencial innecesariamente adelantada ha hecho que los opositores a Palacio Nacional celebren cual triunfo olímpico esta fase preliminar. Hay en muchos de ellos la esperanza, nada patriótica ni plausible, de que un intervencionismo estadunidense en materia de tratados comerciales pueda hacer contra López Obrador y su proyecto lo que esos opositores a la llamada 4T no han podido realizar en el terreno nacional de la política y las elecciones.
Sabido es que su juicio político es permanentemente disparatado y que en fechas recientes produce a destajo ataques desesperados al Presidente de la República, pero es ilustrativo que Vicente Fox Quesada haya aprobado con esta frase: “Que (obviamente, sin tilde en el original) triste (sin coma) pero es la realidad (y sin signos de admiración, que bien le habrían quedado)” (https://bit.ly/3ojoVA8), lo tuiteado por Sergio Negrete Cárdenas: “Genio quien lo hizo”, con una fotografía de la vicepresidenta de EU, Kamala Harris, y la leyenda “Esta morena es la esperanza de México” (https://bit.ly/3zjCUfM).
Los profetas asiduos del presunto desastre obradorista creen llegado el momento de que Joe Biden, y los poderes que le mueven, entren en acción contra el tabasqueño que tampoco se detuvo a la hora de responderles con una pieza musical de su paisano Chico Che, quien, ante presuntas amenazas de vigilancia extraterrestre, platillos voladores abductores, deslizamientos en paridad cambiaria, inflación, calentamiento solar y otros padeceres respondía a ritmo tropical: “¡Uy, qué miedo, mira cómo estoy temblando!” (letra: https://bit.ly/3yQJrgq).
En el tema mexiquense todo va conforme a itinerario: Mario Delgado blandió ayer una más de las fantasmales encuestas de opinión que ha usado para justificar decisiones sobre candidaturas a cargos de elección popular y aseguró que la profesora Delfina Gómez es la figura más conocida de Morena en el estado de México (dijeron conocerla 47.3 por ciento de los mil 200 encuestados vía telefónica, según se informó), muy por encima de otras mujeres concursantes y también de Higinio Martínez, el senador y jefe máximo del Grupo Texcoco (28.8 por ciento de “reconocimiento”).
La siguiente medición será sobre características menos superficiales que el mero conocimiento público de nombres y apellidos, pero todo apunta a que la todavía secretaria de Educación Pública sólo está cumpliendo etapas necesarias antes de ser formalizada su predesignación como aspirante a relevar a quien le arrebató el triunfo seis años atrás, el holograma denominado Alfredo del Mazo, presunto aspirante a próximo cargo diplomático a cuenta de confirmar que Morena ganará en esa entidad que ha sido sede de longevo priísmo dinosáurico.
Y, mientras el partido en el poder federal empuja en busca de que se dictamine y discuta en cámaras una reforma electoral, ya con un calendario de “parlamento abierto” que significativamente fue aprobado por Morena, el Verde y el PT, con la abstención de los restantes partidos, que pretenden hacer sus propios foros y han adelantado que no aprobarán la propuesta obradorista en la materia, ¡hasta mañana!
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