Londres. El ex ministro de Finanzas Rishi Sunak y la ministra de Relaciones Exteriores Liz Truss son los dos candidatos entre quienes, en las próximas semanas, los militantes del Partido Conservador británico deberán elegir a su nuevo líder y próximo premier, para suceder a Boris Johnson, quien ayer se despidió del Parlamento tras su última sesión de preguntas como jefe de gobierno, donde defendió su trayectoria y pronunció la frase: “¡hasta la vista, baby!”, en español, entre aplausos de los conservadores y abucheos de la oposición.
Tras la dramática dimisión de Johnson el 7 de julio como líder conservador, comenzó la semana pasada el largo proceso interno para remplazarlo.
Los diputados conservadores votaron entre numerosos aspirantes en sucesivas rondas eliminatorias, hasta que ayer quedaron sólo dos: Sunak, con 137 de los 357 votos, y Truss con 113, dejando fuera a la ex ministra de Defensa Penny Mordaunt, quien obtuvo sólo 105 apoyos.
Ahora, los cerca de 200 mil afiliados del Partido Conservador deberán elegir entre Sunak y Truss mediante votación postal a realizarse en agosto. El ganador se anunciará el 5 de septiembre.
Reino Unido se encamina así a tener su primer jefe de gobierno de origen asiático –los abuelos de Sunak eran migrantes indios– o a la tercera mujer gobernante en la historia del país.
Los dos finalistas deberán hacer campaña ante los electores. Pese a su fuerte respaldo entre los diputados, Sunak no tiene en absoluto asegurada la victoria. Las últimas encuestas entre los afiliados del partido vaticinaban que podría perder por amplio margen.
Los diputados votaron después de que Johnson hizo su última aparición en la Cámara de los Comunes para responder a las preguntas semanales al primer ministro antes del receso del Parlamento, que a su vuelta de vacaciones tendrá a un nuevo jefe de gobierno.
Truss, representante del ala más derechista, y Sunak, partidario de la ortodoxia presupuestaria tras la pandemia, se atacaron en el último debate.
La canciller acusó al ex titular de Finanzas de haber arrastrado al país a una “recesión” al subir impuestos y cargas sociales en medio de una inflación descontrolada, que en junio alcanzó el récord histórico de 9.4 por ciento interanual.